Opinión

Un loco con suerte

Carlos PérezCarlos Pérez
2 min lectura
Un loco con suerte
- Carlos Pérez
Los hay -también periodistas, oiga- que no han visto en su vida a un futbolista y, pese a ello, lo sentencian rápidamente: "Está gordo" (Mercado), "Es un delanterito" (Vietto), "Traen a un borracho" (Banega), "Es muy lento para Europa" (Ganso), "No tiene gol" (Gameiro), "Viene de vuelta" (Nasri), "Es torpón" (N'Zonzi), "No tiene sangre" (Luis Fabiano), "La liga belga no es como la española" (Bacca)... Y así siempre porque, si el tiempo les quita la razón, tiran de su amplia variedad de excusas y donde dije digo, digo Diego.

Con los entrenadores ocurre exactamente igual. Sampaoli, con su idea de ser "extremadamente ofensivo", era "otro loco", como Bielsa, o "un suicida" que no tenía ni idea de cómo iba esto. Cuando ganaba sin jugar brillante era "por suerte" y, ahora que es superior a sus rivales, incluso al todopoderoso Atlético, es porque "le han llamado la atención desde arriba y ha variado la forma de jugar". Ya les digo que algunos siempre llevan razón. Siempre, siempre.

Pero no se engañen: Sampaoli no ha cambiado de filosofía. Continúa siendo exactamente la misma: atacar y defender a través de la posesión (el Sevilla es de los que más tiene en Europa) y vivir en campo contrario el mayor tiempo posible, todo lo que le dejen los rivales, que también juegan, por cierto. Lo que ha hecho el casildense, una vez que el paso de los partidos le ha permitido ver en qué falla el equipo, es ir tocando teclas para minimizar los errores atrás y, al mismo tiempo, ser más profundo.

Probar sistemas distintos, comprobar compatibilidades entre jugadores -a los que no conocía apenas al llegar-, estudiar con más detenimiento a los rivales... Aprovechar la experiencia y las horas de trabajo, en definitiva, para explotar mejor una idea que sigue siendo la misma, pese a que a algunos, a esos que nunca se equivocan, les cueste reconocerlo.
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