El gran error de Berizzo

Carlos PérezCarlos Pérez
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El gran error de Berizzo
- Carlos Pérez (@carlosperezED)
En verano, las reglas en el fútbol son distintas. Mandan los estados físicos, las adaptaciones y las exigencias del calendario. No juegan los mejores, sino los que están mejor. Existen prioridades y las del Sevilla las marca la vital previa de Liga de Campeones. Berizzo tiene claro quiénes le pueden dar más ante el Basaksehir, que no tienen por qué ser los mismos que le vayan a dar más a lo largo de la temporada. Las muchas rotaciones que hizo ante el Espanyol no explican el tropiezo, claro que no. De hecho, jugaron hasta siete futbolistas que, sobre el papel, deberían de ser fijos en esta 17/18: Corchia, Kjaer, Lenglet, N'Zonzi, Navas, Nolito y Muriel. Cualquiera los pondría en su once ideal.

Pero las explicaciones en el fútbol las da el balón, no los números. Berizzo erró en el planteamiento, en la elección de los jugadores de la zona ancha, donde se cuece el juego, donde se marca el estilo. Puso a dos de un perfil muy similar por delante de un pivote, que no es específicamente defensivo, y el equipo se partió. Como decía Panzeri, "el fútbol no es un partido de solteros contra casados; es un matrimonio de jugadores distintos", y el Sevilla salió con Ganso y Lasso, que son más de verticalizar, de último pase, que de contemporizar y distribuir. No es que no valgan, es que no valen si no juegan con un mediocentro que ocupe el enorme vacío que quedaba hasta el pivote.
Ni N'Zonzi tenía a quien entregársela en la salida, ni ellos dos cómo recibirla para salir jugando de cara.

Y se les ha acusado, además, de indolentes, por recuperar pocos balones, pero la presión no es tanto una cuestión de kilómetros o voluntad como de orden. Y eso lo da la pelota. Si no la tocas donde quieres, difícilmente la recuperarás donde debes. Así, al Espanyol le resultó muy fácil robar el cuero y correr, igual que hace un año. Entonces, los delanteros estuvieron más certeros que los porteros y el resultado fue escandaloso.

Apuesto a que no era la idea inicial del 'Toto', a que quería poner a Kronh-Dehli escalonado entre N'Zonzi y Ganso. Las molestias del danés y la necesidad de reservar a Banega -un jugador único y, por tanto, es insustituible- le llevaron a improvisar, a cometer el error de jugar con un pivote y dos futbolistas que, siguiendo su instinto de mediapuntas, querían recibir muy arriba y verticalizar. Con Éver acortando los tramos se vio otra cosa, pero, desafortunadamente, la madre de Hernández Hernández no se llamaba Concha.
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