Se marchó
Éver Banega y
Monchi, que ya sabía desde enero que se iba, pese a esconderlo para no desestabilizar a la plantilla, reaccionó haciéndose con
Hiroshi Kiyotake y
Pablo Sarabia, quienes llegaron incluso antes de la espantada de Emery. Realmente, llegaron con el beneplácito del vasco y con la idea de actuar como mediapuntas.
De súbito,
se fugó Emery y llegó Sampaoli, lo que iba en detrimento de ambos, se entendía. Del japonés, por no hablar español y ser su mente, por tanto,
difícilmente colonizable; del madrileño, por
no tener el físico necesario para cumplir el estilo agresivo del actual seleccionador de Argentina, discípulo reconocido de Marcelo Bielsa.
Sampaoli, sin embargo, no tuvo problema en cambiar de opinión con ninguno de los dos,
como también lo hizo con Vitolo, quien supuestamente no escajaba en su idea de fútbol de toque. El de Casilda es un tipo sin ideas fijas, al que no le importa rectificar o cambiar si ve que con ello puede mejorar a su equipo, y eso implicó que se fuese percatando de que
contaba con un jugador muy especial al que él mismo había tapado en verano, fichándole en su posición a Nasri, Ganso y Franco Vázquez, pese a contar ya con
Iborra, Krohn-Dehli y Kiyotake.
El japonés apenas llegó a jugar, por no poder superar la pérdida de su hijo, y Sarabia apenas llegó a jugar en su sitio, en la mediapunta. Y no fue por la alta competencia, sino porque se convirtió en el chico para todo.
Fue extremo derecho, izquierdo, carrilero y hasta lateral en ambas bandas, pues ni Mariano ni Escudero contaban con relevos.
No es que tengas condiciones físicas para jugar en muchos puestos, es que
se mimetiza. Es capaz de jugar en cada posición de una manera distista,
entendiendo qué requiere su rol sobre el campo y actuando en consecuencia. Puede ser
profundo en carrera, si juega por fuera, o
asociativo, si va por dentro, por donde también luce su
gran conducción, al ser
veloz y hábil; sabe anticiparse en defensa y tiene
visión para poner de gol a sus compañeros, además de
golpeo para hacerlos, ya sea a balón parado o en juego dimámico. La pasada temporada, no en vano, alcanzó el
'doble-doble', firmando
11 goles y 13 asistencias. Una auténtica burrada.
"Es un futbolista
rápido, que encuentra cosas, con visión de juego, con gran capacidad aeróbica...
Un futbolista capaz de hacer un montón de cosas bien", ha dicho este martes
Berizzo. Sarabia le está sorprendiendo, como sorprendió la pasada temporada a
Sampaoli. Quizá el próximo sea
Lopetegui, aunque lo más sorprendente de todo es que costase únicamente 400.000 euros.