Una crisis con muchos padres

Carlos PérezCarlos Pérez
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Una crisis con muchos padres
- Carlos Pérez (@carlosperezED)
Pese a que siempre mira hacia el banquillo, la crisis del Sevilla tiene muchos padres y todos deben asumir sus responsabilidades Responsabilidades, todas, que antes recaían sobre una única persona, Monchi, a cuya figura el paso de los días va haciendo cada vez más grande. Responsabilidad de Castro, por tratar de pasar rápidamente las páginas sin darle a la crisis la importancia que requiere. De Arias, por desaprovechar los años que ha estado trabajando junto al mejor director deportivo del mundo y no rematar la plantilla con un tercer delantero de nivel, así como por traer dos parches para el mediocentro (Geis) y el lateral izquierdo (Carole). De Berizzo, por empeñarse en que los jugadores se adapten a su idea y no al contrario, como se aconseja en los Cuadernillos Rubio del entrenador; y de los futbolistas, por olvidar que lo primero es el escudo y sentarse a mirar cómo se hunde el barco.

El fútbol no es una cuestión de huevos. Es cuestión de tener una buena idea, de creer en ella y de ponerle corazón. "El Sevilla es lo que es porque existe una mística y un orgullo como institución", dijo Berizzo, como si el Sevilla ganase 'per se'. Como si Juande o Emery no hubiesen convencido en su día a los jugadores. Como si no hubiesen tocado cosas en el equipo cuando perdían y también cuando ganaban, algo esto último, por cierto, que era muy de Sampaoli, a quien el paso de los días tambien va haciendo más grande a ojos de los que sólo se quedaron con su cobarde huida. Como si los técnicos que campeonaron en Nervión no hubiesen puesto a los mejores y no a los que les tocase jugar por sorteo.

El vasco también acumuló tres derrotas seguidas, sí, pero entonces, jugándose el puesto como empieza a jugárselo Berizzo, se disfrazó de Groucho ("Éstos sin mis principios. Si no les gustan, tengo otros") para no sólo evitar el despido, sino también para acabar ganando tres títulos. Todo fue salir con un doble pivote defensivo y Rakitic como mediapunta. Jugó a lo que tenía que jugar y no a lo que le gustaba jugar.

El 'Toto' no es dueño de su destino, pero sí de su trabajo. ¿Y si asume de una vez que no tiene futbolistas para un constante ida y vuelta? ¿Y si renuncia a su estilo y prueba con uno más acorde a la plantilla que tiene? ¿Y si cambia el sistema? ¿Y si deja de mostrarse incapaz de encontrar soluciones, como en las últimas ruedas de prensa?

Si no las encuentra, en la responsabilidad de Castro y Arias estará despedirle, aunque toda la responsabilidad de esta crisis no sea suya
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