Llega
la hora de la verdad para el Sevilla, en general, y para
Arias, Berizzo y Muriel, los tres nombres propios del primer proyecto sin Monchi, en concreto. Por suerte o desgracia para el director deportivo y el entrenador,
en los pies del colombiano va a estar gran parte de la posible supervivencia del equipo nervionense en la Liga de Campeones y, en definitiva,
la credibilidad de todos.
Principalmente, la de un Arias que dejó pasar el verano
sin fichar un tercer delantero (léanse Carlos Bacca o Stevan Jovetic) y que se decantó por el ex de la Sampdoria para gastar
la mayor cantidad nunca invertida por el Sevilla en un único futbolista.
Hasta el momento, da la sensación de que Muriel
ha jugado menos de lo que debería y, sobre todo -en parte por
el irregular juego del equipo y en parte
por su ansiedad-, que aún no se ha visto en Nervión la mejor versión del cafetero.
Pese a no ser un 'killer', Muriel cuenta con unas excelentes condiciones que le permiten ser
un '9', un '10' o un '11' al mismo tiempo. Se asocia, cae bien a las bandas y tiene buen desmarque. Es cierto que
la definición le está costando, pero también que, por lo que ha costado, no se le está esperando y que, pese a ello, acaba 'mojando' por insistencia: tiene
facilidad para plantarse muchas veces delante del portero rival.
En el fútbol, sobre todo en las grandes citas,
suelen aparecer protagonistas inesperados (que se lo pregunten a Coke en Basilea, por ejemplo), pero la teoría, antes de empezar el trascendental Sevilla-Spartak, apunta a que la de hoy debe ser la noche del jugador de los
20 millones de euros.