El problema con Rubén desde el punto de vista táctico

Carlos PérezCarlos Pérez
3 min lectura
El problema con Rubén desde el punto de vista táctico
- Carlos Pérez (@carlosperezED)
El bético de a pie no tiene dudas, obviamente. ¡Cómo no va a querer en su equipo a un goleador como Rubén Castro! ¡Cómo le va a cerrar la puerta a un mito! ¡Por muy bien que estén -que lo están- Sergio León y Sanabria! ¡Que juegue cuando sea, pero que alcance su récord, por favor! El aficionado le debe mucho al canario. No hay nada más excitante que celebrar un gol de tu equipo, y Rubén les ha hecho festejar muchos. Hasta 147. Como para negarle volver...

Al hincha, eso sí, el mueven los sentimientos. Al entrenador, en cambio, no. Setién no es bético ni le debe nada a Rubén. Él piensa en las piezas, en el tablero, en la pizarra, y encajarlo le supone un problema, porque, de hecho, ya le supone un problema encajar a Sergio León. El cántabro nunca, desde que aterrizó en Heliópolis, ha variado su sistema, un 4-1-4-1 que tampoco variará por el regreso de Rubén. Se da la circunstancia, además, de que el eterno '24' no tiene perfil de delantero que más gusta al expreparador de Las Palmas, quien prefiere a un Pablo Caballero (1,91 m), a un Willian José (1,89 m) o a un Tonny Sanabria (1,81 m), y quien tiene ya su 'doble' en el propio Sergio León, su sustituto natural. 

El Betis de Setién toca por bajo para matarte por alto (lleva ocho goles de cabeza, el que más hace de ese modo en las cinco grandes ligas) y, en ese contento, mejor salir con un ariete que domine el espacio aéreo, entiende el cántabro, quien no dudó en desplazar a Sergio León nada más que pudo contar con Sanabria. El paraguayo le va mejor para rematar acciones de un equipo al que le gusta instalarse en campo rival.   

Esto no significa que a Setién no le guste Rubén Castro o que no lo quiera. Todos los técnicos -excepto Poyet- quieren contar con los mejores jugadores. Lo que sí explica es la fría reacción del técnico cuando se le ha preguntado por el regreso del canario. Él no pone los sentimientos sobre la mesa; sólo las piezas, y ahora mismo no le encajan. Y no le va a quedar más remedio que seguir dándole vueltas, porque Rubén se ha ganado el derecho a volver y a superar el récord que tanto merece y anhela.
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