De pretemporada en febrero

Carlos PérezCarlos Pérez
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De pretemporada en febrero
- Carlos Pérez (@carlosperezED)
Parecía el momento idóneo para hacer cambios, tras muchos partidos exigentes jugando con los mismos once, casi sin hacer sustituciones o realizándolas, llegado el caso, muy tarde. Montella tenía sus motivos: tras las rotaciones a discreción de Berizzo, necesitaba formar un equipo, sobre todo. Y lo consiguió, pues, pese al desastre de Eibar, desde el Calderón se había apreciado un Sevilla más hecho y con un estilo definido.

Nadie, por ello, esperaba tal descalabro. El resumen es que en Ipurua se enfrentó un equipo que lleva años jugando de memoria contra otro que está en febrero aún de pretemporada. Montella aún no conoce por completo a sus jugadores (tardó 45 minutos en percatarse de que tenía poco sentido poner a Nolito por dentro y a Sandro, de extremo) y, con tres fichajes en el once, ni siquiera entre ellos se reconocían cuando se miraban a la cara. ¿Era necesario esperar a las últimas 48 horas del mercado para traer al ex del Málaga, a Layún y a Roque Mesa, quienes se hubiesen venido el día 1 de enero andando?

La cosa es que tampoco tenía el técnico italiano ni idea de cómo se las gasta el Eibar en su estadio. Se vio superado y sorprendido en todo momento por su empuje y sus transiciones rápidas de banda a banda tras la recuperación, así como su poderío aéreo tras los centros laterales y el balón parado.

Lo más señalado, no en vano, es la defensa. Principalmente, Pareja. Pero ni él, ni Carriço ni Kjaer han estado al cien por cien en toda la temporada. Son tres centrales de los cinco. Si a ello se le suma que falla un cuarto (Mercado), se puede explicar por qué le hicieron tres goles en media hora y cinco en total, además de una infinidad de ocasiones. 

Si sale igual el miércoles, volverán a pintarle la cara. El Leganés, como el Eibar, también es un equipo que juega de memoria. A este Sevilla, simplemente, se le olvida.
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