También en los días grises

Instalarse en las alturas conlleva el cumplimiento de numerosas condiciones y, entre ellas, sobresale la exigencia de imponerse también en los días grises, en aquellos partidos en los que no se exhibe superioridad y las sensaciones se alejan de las ideales. Porque para desafiar los límites se precisan ejercicios de solvencia como el firmado ayer por el Sevilla, que acusó el cansancio y se atascó ante el Valencia más serio de la temporada, pero que finalmente retuvo los tres puntos con eficacia y el oficio y recursos necesarios para sobreponerse a una dura prueba tras el golpe sufrido contra la Juventus. Este Sevilla cree profundamente en sí mismo, en que llegará la oportunidad aunque no termine de encontrar su juego, lo que eleva más si cabe su peligrosidad, volviendo a demostrar que también sabe ganar cuando no ejercita con soltura el 'amateurismo'. Y, además, cuenta a día de hoy con un elemento indispensable en cualquier equipo grande: un portero de verdaderas garantías, capaz por sí solo de salvar un partido con una intervención milagrosa, como la de Sergio Rico en el último suspiro.