Podría echarse la culpa a los dos penaltis fallados, al hecho de no haber sentenciado en la ida, al mal momento actual, podría decirse que hasta el último segundo el Sevilla tuvo opciones, pero la realidad es que el Leicester pasó, simplemente, porque hizo lo que sabía, fue consciente de su inferioridad y explotó al máximo sus virtudes, especialmente en el duelo de vuelta.
Ayer, el Sevilla ganó en todas las estadísticas, pero el partido, salvo por esa jugada inicial en la que Nasri pudo encarrilar la eliminatoria, estuvo donde quiso su rival: muy físico en su inicio y con un claro dominador a partir del gol de Morgan. Un dominio que sólo sirvio para ofrecerle a los 'Foxes' esos espacios que tan bien saben y supieron aprovechar. Las niñerías de Nasri, el penalti fallado y la falta de ideas para romper el muro local son un caso aparte. En lo principal ya estaba 'decidido'.
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