La más que posible salida de Rubén Castro habría sido una catástrofe para este equipo cualquier año menos éste. Y la razón no es que el conjunto de Setién no vaya a echar en falta su valía ni sus goles y, de hecho, el Betis añorará más al canario que a Ceballos. La razón es que lleva desde hace tiempo preparándose para ello. La incertidumbre judicial que arrastraba obligaba a ello y Serra Ferrer ha demostrado una vez más saber adelantarse a los acontecimientos y preparar un panorama si el faro que ha guiado al Betis a lo largo de los últimos siete años se va.
Será difícil sustituirle, no en vano, se va -si al final se marcha- el futbolista que ha batido casi todos los récords de la entidad y que, pese a que sólo le ha faltado el de ser el máximo goleador en Primera, ya es historia de este club. Pero tarde o temprano, viendo su edad, era previsible su marcha. Puede ser triste que esto suceda en la pretemporada en la que se estaba formando el equipo más ilusionante, pero las circunstancias mandan. Y su marcha a una Liga más 'rica' tal vez sea lo mejor para todos.
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