El tanto de
Sergio León hacía soñar a los béticos con mantener la positiva e ilusionante inercia del último partido, pero
ayer el Betis no fue el de hace dos semanas y el
Villarreal tampoco se pareció en nada al Celta. Hubo errores puntuales, como
Adán en el gol de Bacca o
Tello en su mano a mano con Barbosa; errores globales al ceder tan pronto el centro del campo en la primera parte o permitir tantas entradas por banda del Villarreal; y otros más relacionados con la actitud que con la aptitud.
En general, el balance no fue bueno, pero no todo puede ser malo cuando hasta el minuto 60 y tras el paso por vestuarios
parecía tan cerca el 1-2 como el 2-1 y, de hecho, estuvo ahí, en los pies de Tello. El Villarreal fue el justo vencedor, pero el Betis volvió a mostrar que
tiene armas para luchar con cualquiera. Quédense con eso.