Acabar en octava posición, cuando el Betis no está entre los ocho mayores presupuestos de LaLiga ni tiene una de las ocho plantillas más caras, y estar a tres puntos de Europa no es para plantearte una destitución.
Parece poco comprensible, entonces, que algunos metan esa presión extra a un equipo que no anda al nivel que comenzó el curso, pero sí por encima de los números de los últimos años y de lo que, por equipo, debería estar.
Así lo entiende la directiva, así lo razona Serra Ferrer y así lo ven unos jugadores que siguen confiando en ese estilo de juego que propugna Setién y que enamoró a todos en las primeras jornadas de Liga. Cuando recupere jugadores y otros vuelvan a coger la forma, despegará.