El Sánchez-Pizjuán echa el cierre a 2017. Un año en el que, a expensas de lo que suceda hoy ante el Levante, no ha visto perder a su equipo. Completar ese círculo de fortaleza invicta es uno de los alicientes. Firmar la victoria mil en Primera división, otro.
Pero el más importante debe ser la necesidad de redimirse tras el varapalo del Bernabéu. Una afrenta que el sevillismo quiere olvidar cuanto antes, algo que en el fútbol sólo sucede al ritmo de las victorias. A esa senda están obligados a volver Marcucci y los suyos para seguir acechando los puestos de Champions.
Por suerte, cuentan con la 'Bombonera' como aliada. La imagen ofrecida en Madrid, la bajada de brazos del equipo y la falta de orgullo mostrada han dolido en Nervión, pero la grada debe ser ese jugador número doce que ayude a curar las heridas al calor del hogar.