Cuando en un partido se meten ocho goles, disfruta el espectador y sufren los técnicos. Pero ayer, Setién -o Marcos Álvarez- seguro que no lo tuvo en cuenta. Ganar un derbi en casa del rival no se logra todos los días y, en el caso verdiblanco, era incluso más extraño.
Ganarlo sin renunciar a un estilo, ante un equipo teóricamente superior y al que le gusta tener la pelota es más satisfactorio. Sobre todo, cuando éste ha sido criticado muchas veces. De hecho, cada vez que el Betis no ganaba por unos fallos defensivos que ayer volvieron a suceder, se decía que costaba puntos.
Los béticos durmieron felices y sus jugadores pudieron celebrr un gran triunfo en casa del rival, pero el gran triunfador fue Setién, que ahora tendrá mucho más margen para asentar el juego que él quiere. Ése que le ha hecho ganar un derbi... que ya es histórico: 3-5.