El 3-5 del sábado no ha dejado indiferente a nadie en Sevilla. Como la alegría va por barrios y últimamente el de Nervión se había aburrido de celebrar triunfos, ahora le toca a Heliópólis festejar y bromear durante muchas semanas.
Y es que, aunque la euforia se irá apagando conforme concurran nuevos encuentros y resultados, los rescoldos alcanzarán hasta el segundo fin de semana de mayo, a la sazón la penúltima jornada liguera, cuando los dos primeros equipos hispalenses vuelvan a medir sus fuerzas, esta vez con el Benito Villamarín como escenario.
De momento, queda una resaca intensa que digerir en ambos bandos. Evidentemente, más dura y amarga en el Sevilla, pues la lupa se cierne ya sobre Castro y Arias, sin olvidar que a Montella se le empina mucho el desembarco en un equipo que ilusionaba a principios de curso y al que ya todos ven las costuras. Urgen refuerzos en blanquirrojo, pero también en verdiblanco, donde la goleada al eterno rival se celebró hasta la madrugada. De Setién depende que el exceso de azúcar no empache al Betis y que un triunfo histórico no solape un bosque de necesidades.
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