Toma de tierra

Puede ser la edad. O, mejor dicho, la experiencia inherente a su casi sesentena. Lo cierto es que Quique Setién se empeña en compensar la euforia desatada en las gradas, el vestuario y hasta los despachos verdiblancos.

El santanderino tira de cautela para avisar de que, por mera lógica probabilística, llegará alguna derrota de aquí al final, de que no todos serán sonrisas y golpes de buena suerte. Habrá que estar preparados para la decepción, pero lo importante será volver a erguirse si el objetivo se mantiene tan ambicioso: clasificarse para la Europa League.

El preparador bético, para muchos, pincha el globo de la ilusión, si bien, para otros, ejerce de toma de tierra. Su intención es que sus futbolistas mantengan al menos un pie en el suelo. Les gusta verlos volar, aunque teme que una hipotética caída desde lo alto los lastime.