Hay cosas que Unai Emery no va a cambiar. En las dos últimas temporadas le han llevado al éxito, de ahí que sea comprensible esa inflexibilidad. Casi siempre que los resultados le han empujado a situaciones límite -enlazar seis partidos sin ganar fuera de casa puede serlo- ha optado por buscar la solidez a la espera de que ese acierto del que hablaba ayer tras el partido.
Con ese planteamiento salvó el puesto en Vallecas en la 13/14, por ejemplo, pero ahora los partidos que antes caían del lado del Sevilla siempre lo hacen hacia el rival. El pasito al frente dado en San Sebastián en actitud y solidez se quedó corto.
Fuera de casa al Sevilla le atenaza una especie de psicosis de la que el Emery psicólogo debe sacarlo para dar la vuelta a la tortilla.