No es un dirigente que me caiga especialmente simpático
Javier Tebas, aunque reconozco que durante sus años ha conseguido luchar contra la corrupción, los amaños, la violencia en los estadios -con más celo y agravios en unos que en otros- y, sobre todo, ha conseguido que
LaLiga recorte diferencias con los principales campeonatos europeos y que se hayan reducido las distancias económicas entre los clubes. Es cierto que queda trabajo por hacer en todos estos campos, pero los primeros pasos están dados.
Sin embargo, la principal misión de
Tebas, y por la que le han puesto sueldo de estrella para evitar su fuga a la Serie A, es la negociación de los derechos de televisión de
LaLiga. Ahí es donde ha llegado su hora.
Las telecos presionan para conseguir una bajada de precios y
Tebas responde con nuevos operadores
(Facebook, Amazon) y la transición hacia OTT (plataformas en internet) para asegurar que
LaLiga tiene mercado para ampliar ingresos por este concepto. Hasta 1.300 millones por curso quiere llegar Tebas y de él depende que la burbuja del fútbol no se pinche en España y se pueda ver un retroceso similar al vivido cuando estalló la crisis económica mundial.
Tebas tiene a
Roures (
Mediapro) de su lado. El empresario televisivo siempre ha confiado en el fútbol. En la última subasta se llevó el paquete más importante por 1.900 millones de euros por tres temporadas, que después revendió a Movistar por 2.400, aunque incluyendo los partidos de
Champions y Europa League. Desde
Telefónica, que pagó 750 millones de euros por
El Partidazo, se insiste en que es muy difícil sacar rentabilidad al fútbol a esos precios, aunque
Tebas mantiene el pulso y subraya que las declaraciones obedecen a su deseo de rebajar el precio. Amenaza incluso con dejar el concurso desierto si no hay ofertas satisfactorias.
Los clubes asisten con inquietud al desenlace pues en todas las entidades, salvo el
Real Madrid y el Barcelona, que son los que más perciben por este concepto, los derechos de televisión suponen la partida más importante con diferencia.