Un error de
Pau López, que la próxima temporada vestirá de verdiblanco, acabó con la resistencia perica en el Villamarín pasada la media hora. No se habían asomado mucho hasta entonces los pupilos de
Setién a los dominios del joven meta catalán, lo cual no quiere decir que no fueran claros dominadores del encuentro. Es más, hasta el descanso, el
Betis chutó poco, pero el
Espanyol ni una sola vez.
El debate es si la recuperada defensa de tres centrales fue clave en ello o quizás prescindible para tener más llegada, pero la victoria lo acalla. El técnico santanderino le ha dado una vuelta a su estilo y ayer volvió a quedar refrendado. Sigue mandando, teniendo el balón y monopolizando la posesión, pero es menos vertical.
Sobre un
1-3-5-1-1 como dibujo, el cuadro verdiblanco adelantaba su zaga hasta casi la línea de centro y jugaba en campo rival, pero faltaba desborde y sobraban toques para desarmar el muro de un conjunto perico cómodo en ese papel de entregar el balón y esperar una contra, imposible por la efectiva presión bética tras pérdida.
El problema era que
Boudebouz y
Loren se veían muy solos cuando la zaga catalana se desordenaba, pero cuando hay calidad todo es más fácil, y el franco-argelino la puso al servicio de su equipo para asistir a Junior, saliendo de nuevo a relucir en un segundo tiempo en el que no se alteró el guion. El control, absoluto, continuó siendo verdiblanco y esta vez
Boudebouz necesitó menos tiempo para, a la primera, poner la sentencia y castigar el pobre planteamiento de un Espanyol que aún sufrió la efectividad bética con el tercero.
Orden, control y pegada. Bendita combinación.