El análsisi del Depor-Sevilla

Pistoleros con balas de fogueo

Fernando MateosFernando Mateos
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Pistoleros con balas de fogueo
- Fernando Mateos
Pasan los partidos y el análisis sigue siendo el mismo. Palabra por palabra y punto por punto. Una vez más, el Sevilla salió a Riazor con una vistosa propuesta de juego. Tenía el control del balón, llegaba con relativa facilidad... y repetía su enésimo ejercicio de impotencia ante el arco rival, en un primer tiempo en el que Pizarro, Carlos Fernández o Banega gozaron de ocasiones claras para decantar la balanza.

No exhibieron los de Montella una excesiva intensidad, algo lógico teniendo una final a cuatro días vista, aunque el italiano refrescó bastante su once. Es más, cuando el Depor sintió que no le ahogaban, le bastó con ser más agresivo para poner en práctica su fútbol directo y buscar la velocidad de sus dos puntas para hacer sufrir a los nervionenses, que en el cómputo global hasta el intermedio fueron superiores.

Con Geis incrustado entre los centrales para iniciar la salida de balón y Pizarro y Banega como interiores, los extremos se metían por dentro y daban todo el carril a los laterales (Navas y Layún) para generar superioridad arriba. Pero faltaba lo de siempre: maldad en el área rival. Sin puntería no hay paraíso. Y por eso el Sevilla se arriesga seriamente a no jugar en Europa la próxima campaña, con el as de la Copa aún en la manga.

Tras el descanso, también tuvieron el gol Correa, Sandro o Layún. Pero nada. Y, para más inri, el equipo se rompió por un endeble centro del campo, planteando un ida y vuelta que sólo David Soria y la falta de pegada local no castigaron con otra derrota. Las ocasiones del Depor, de hecho, fueron si cabe más claras, pero en Riazor había dos pistoleros con balas de fogueo.
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