El encuentro del pasado domingo del
Écija en el Campo de Gibraltar ante la
Balona sirvió para certificar la defunción del conjunto astigitano. La derrota por 3-0 descendió matemáticamente a los de
San Pablo, los cuales jugarán en
Tercera división 23 años después.
El conjunto azulino no pisaba esta categoría desde la temporada 1991/1992 cuando
Paco Chaparro ascendió al equipo. Durante este tiempo, también hubo un paso por
Segunda, lo que habla bien de la historia de la entidad, que era la más veterana en
Segunda división B con 17 campañas consecutivas.
No ha sido la mejor campaña para la escuadra de las Once Torres que se ha visto envuelta en multitud de problemas, tanto en lo deportivo como en lo
institucional. Tres cambios de entrenador no han dado la calma necesaria al equipo. Primero fue
José Ángel Garrido, luego tomó las riendas
José Manuel Borja y por último
David Sánchez; ninguno ha sabido dar con la tecla para mantener al bloque en la división de bronce. No se puede decir que sean los máximos responsables de la catástrofe en el 75 aniversario del club.
La salida de
José Luis Soto y la entrada de
José Luis Iglesias con
Eduardo García Amorós en la presidencia y en la dirección deportiva del club no dio el impulso necesario para traer a los jugadores determinantes para revertir la situación.
Por último, la salida del bloque de futbolistas del año pasado y el cambio continuo de jugadores han condenado a un conjunto que ya solo piensa en volver lo antes posible a la categoría que le corresponde por historia.