Estadio habla con cuatro jugadores del sáhara

Aires del desierto en el fútbol sevillano

Slama Brahim y Jatri Mohamed en el Atlético Viso, junto a Salamu Lejlifa en el Carmona y Gali Salem en el Torreblanca, ponen el acento árabe en el balompié provincial más modesto

Aires del desierto en el fútbol sevillano
Gali, Slama, Salamu y Jatri posaron para ESTADIO días antes de emprender camino hacias tierras vascas, donde jugaron un torneo en favor del Sáhara. - A. Federero
Antonio FedereroAntonio Federero5 min lectura
Un balón siempre puede servir de excusa para aclimatarse a un nuevo país. Salamu Lejlifa, Slama Brahim, Gali Salem y Jatri Mohamed pueden dar fe de ello. Estos cuatro jóvenes encontraron en el fútbol la mejor manera de adaptarse a una forma de vida diferente a la que tenían en el Sáhara Occidental. Y ahora, años después de ser recibidos por sus familias de acogida españolas, los campos más modestos del balompié provincial tienen el placer de verlos jugar.

En el Atlético Viso lo hacen dos de ellos, Slama y Jatri. Este último, mediocentro de 24 años que llegó a vestir la zamarra de la selección africana sub 16, es el único que vive con sus padres biológicos en España, a donde llegaron desde Smara, ciudad que también vio nacer a su compañero de equipo hace 23 años. “A los doce años entré en el U.P. Viso, donde estuve hasta sénior. Luego pasé al Atlético Viso, y entre un equipo y otro me enseñaron a jugar al fútbol, ya que no sabía ni lo que era un fuera de juego. A ambos clubes les estoy agradecido, y también a mis padres españoles, Manuel y Encarna, por tratarme tan bien”, dice Slama, un extremo que puede moverse en ambas bandas, y que, a pesar de su amor a sus progenitores españoles, no olvida a sus homólogos saharauis: “Tengo contacto con ellos, y de hecho el pasado verano estuve en el Sáhara. Les ayudo en lo que puedo, llevando medicinas e incluso caramelos para los niños, ya que el Sáhara es un desierto donde las casas son de tela y adobe y en verano se llega a los 50 grados. Pero su gente es entrante”.

No muy lejos de donde juegan Jatri y Slama lo hace Salamu. Natural de la ciudad de Tinduf, llegó a los siete años a Sevilla, donde ahora, a los 22, defiende los colores del Carmona. “Siempre estuve en el Club Deportivo Mairena. Jugué en todas sus categorías, e incluso llegué a entrenar con el primer equipo. El pasado verano me llegaron algunas ofertas pero me decidí finalmente por el Carmona, en parte, gracias a Pepe Carrión, que estaba allí y que me conocía del Mairena, además de ser mi profesor de matemáticas en el colegio”, explica un futbolista que, obviamente, tampoco olvida sus orígenes: “En mi familia de acogida soy un hijo más, pero a la carnal la echo de menos, y por eso no pierdo el contacto. Hay gente que sí lo ha hecho, pero yo no porque estoy muy orgulloso de mis raíces, una tierra que ha cambiado, pero donde todavía hay cierto atraso. Por ejemplo, internet aún no ha llegado”.
La última tecnología, a lo mejor, no ha desembarcado en el Sáhara, pero sí el fútbol, “llegando a jugar descalzos”, como apunta Salamu, y como bien corrobora Gali: “Si hace falta se ponen dos piedras como porterías... Allí hay mucha afición por el fútbol, sobre todo por la liga española”.

Este “todoterreno”, como se autodefine, juega en el Torreblanca, siendo criado en la cantera del Betis desde alevines a juveniles, y coincidiendo con futbolistas como Nono, Vadillo o Caro. Algunos de esos excompañeros le han regalado prendas del conjunto bético para que las reparta por su tierra. “El Sáhara hay que verlo, porque explicarlo es complicado... Hay cosas bonitas, pero también gente que necesita ayuda, sobre todo niños”, apunta este jugador de 21 años nacido en Auserd que, junto a sus compañeros, le dan un toque y un calor especial al fútbol sevillano, el del desierto del Sáhara.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram