El dramático
Betis B-Cádiz que se vivirá el domingo (12 h en la ciudad deportiva) contiene muchas historias. La mayoría, de necesidad. Por un lado, la permanencia; por otro, la obligación de jugar ‘play off’. Sin embargo, se esconde algo más. Como se suele decir en el argot futbolístico, será un partido especial para
Rubén Domínguez.
Su firme deseo es el de llevarse los tres puntos, pero como reconoce: “
Es la vuelta a casa”. Este alcalareño de 32 años es, desde el verano, preparador físico del
Cádiz, uno de los clubes más relevantes de España. Vinculado al fútbol trece años, este diplomado en Magisterio de Educación Física, Licenciado y Doctor en Educación Física comenzó su trayectoria deportiva en el Mosquito durante dos años y otro en el Sevilla Este para ingresar en la cantera del
Real Betis. “Me apetecía trabajar en un club de categoría superior, soy bético y decidí presentarme con mi currículum. Se lo entregué a Miguel Valenzuela y entré”, recuerda el alcalareño, que trabajó en todas las categoría salvo el
Cadete B y el
Betis B, pasando por sus manos jugadores del primer equipo bético (Ceballos, Vadillo, Varela...) y del
Betis B (Pedro, José Carlos, Pozo, Hinojosa...).
El pasado verano le surgió la oportunidad de fichar por el Cádiz y no lo dudó: “Entendía que en el Betis me podía estancar (tenía asignado el segundo equipo cadete), te llaman de otros sitios, acepté y no me he equivocado. Desde el primer momento he recibido un trato exquisito, el proyecto es ambicioso y la confianza de Claudio (Barragán, técnico cadista) es plena. Tengo la oportunidad de dirigir a jugadores experimentados, alguno campeón de Europa (Güiza) e, independientemente del resultado, la experiencia está siendo buena”.
De cara a su vuelta a Heliópolis señaló que: “Tengo grandes amigos, vengo por Sevilla y sigo quedando con ellos. Será una situación rara después de 9 años, pero tengo una gran ilusión que vean cómo es mi trabajo. Uno no se olvida del pasado, aunque luchamos por seguir nuestra dinámica positiva”.