Fútbol Sevillano

Carlos Alberto: "El Castilleja me dio la vida"

Carlos Alberto: "El Castilleja me dio la vida"
Carlos Alberto, en un momento de la entrevista concedida a ESTADIO en el Guadalquivir de Coria. - Rafa Cala / C. Vizcaíno
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 7 min lectura
Una inoportuna lesión (rotura del menisco y el cruzado de la rodilla derecha) sufrida en febrero, en un lance del encuentro que enfrentó al Castilleja contra el Ceuta, ha significado el punto final de la trayectoria futbolística de Carlos Alberto Martínez Navarro. El mediocentro coriano, a sus 33 años, tiene que colgar las botas después de una larga carrera, que comenzó en Tercera con el equipo ribereño y acabará en la misma categoría con un Castilleja en el que ha reverdecido viejos laureles. Con la espinita de no haber podido decir adiós en el césped, Carlos Alberto repasa para ESTADIO Deportivo su dilatado paso por el mundo del balón.

- ¿Está fastidiado por acabar su larga trayectoria así?
Ahora mismo, agobiado. La retirada no iba a tardar mucho, pero me sabe mal retirarme lesionado. Pienso sólo en recuperarme y en quedar lo mejor posible.

- Atrás queda un currículo prolongado...
Pienso que sí. Empecé aquí en Coria y, después de jugar dos años en Tercera, luego me fui a la Tercera murciana (Sangonera, Murcia B y Mazarrón). De allí me vine aquí, jugando medio año en Pilas. Después, dos en Dos Hermanas, pero decidí hacer un parón de un año. Posteriormente, jugué en la Segunda Regional con Tiravit en Benacazón, donde me llevé tres años. Me fui un año al Gelves y me llamó Chelu Bejarano (Puebla). Salió bien, y, al año siguiente, Granja me convenció... y allí llevo dos años.

- Se le quedó la espina de no haber jugado contra el Coria el pasado domingo…
Sí, porque me he criado aquí; toda mi vida. Me queda ese pellizco de no haber ayudado a mis compañeros contra ellos.

- Pasó de Tercera al fútbol regional… ¿Qué motivaba a Carlos Alberto a seguir jugando?
La ilusión. Castilleja, por ejemplo, me ha dado la vida. El año pasado fue impresionante. También por mi padre, que no lo pude ver jugar. Y mi hija también, que está encima de mí y me la llevo cada vez que puedo a un campo de fútbol.

- Ha jugado en todas las categorías del fútbol sevillano. ¿Qué diferencias existen?
Hay un salto de calidad en cada categoría, pero, dentro del campo, son once contra once. Todo es trabajo. Como un equipo no trabaje o no corra, no llega a nada.

- ¿Qué supuso su fichaje por el Castilleja?
El Puebla no quería contar conmigo y Granja llevaba tiempo detrás de mí. Me dijo que iba a tratar, pese a no tener un presupuesto importante, de montar un equipo para subir, y me atrajo. Nunca había jugado en Primera Andaluza. Estar con gente de Coria, con mi amigo (el guardameta Diego). Y, al final, muy bien.

- ¿Cómo fue ese ascenso?
Lo más grande. Somos una familia; el ambiente que hay entrenando es espectacular. Ese último partido fue lo más.

- Pese a ser considerado por muchos como la ‘Cenicienta’ del Grupo X de Tercera, la temporada del Castilleja se puede calificar de sobresaliente.
Sabíamos lo que había, que era una categoría complicada. Sólo cuatro o cinco habíamos jugado en ella. El comienzo fue complicado, con nervios. Costó arrancar, pero al equipo se le veían maneras, porque, perdiendo, no daba mala imagen. Estábamos tranquilos. El grupo es peleón. Lo principal es la generosidad y el compañerismo. El vestuario está unido y el ambiente es muy sano. Al final, hemos sorprendido. La temporada del Castilleja es para enmarcarla.

- ¿Tiene la sensación de haber perdido algún año?
Desperdiciado, no. Cuando decidí retirarme, el nivel físico bajó un poco. Irme a Segunda Regional quizá fue lo mejor. Necesitaba jugar al fútbol, pero no tener un cien por cien de compromiso. Luego, cuando llegué al Puebla, la cosa fue cambiando.

- ¿Se retira con la espina de no poder acabar en el Coria?
La espina se va a quedar. Ojalá me hubiera retirado aquí; tenía ganas. Me emocionó que me aplaudieran cuando me cambiaron en la primera vuelta.

- Se queda con aquel gol que...
El del año pasado, en el ascenso. Nos empataron 1-1 y, en un córner, me tiré en plancha; vamos, que lo metí con la mano (un 2-1 ante el Coronil en la última jornada). Y otro que recuerdo fue con la Sangonera, en una liguilla de ascenso. Perdimos 1-0 y, en casa, vencimos 2-1, anotando un gol en plancha.

- ¿Un compañero?
Diego Martínez (compañero suyo en el Castilleja). Nos criamos los dos en el Coria.

- ¿Un entrenador?
Muchos. Prefiero no comentarlos, porque me dejaría alguno atrás. Todos me marcaron.

- ¿Su mejor momento?
Los dos años de Coria y el de Sangonera. Era más joven. Pero mi mejor momento creo que fue el año pasado en Castilleja. Me encontré bien; ver que un equipo que no estaba hecho para subir lo logró... Más que un equipo, era un familia, con un presupuesto muy pequeño. Hemos formado una familia impresionante. Vamos todos a una, el que juega y el que no juega.

- ¿Su peor momento? Lesiones aparte, claro
Aparte de las lesiones, cuando me vine de Mazarrón y jugué medio año en Pilas. Me entró el bajón de decir ‘lo dejo y me pongo a trabajar’. Pero, sobre todo, las operaciones a las que me he tenido que someter.
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