Hoy no es un día cualquiera en
Lebrija. Hoy empieza la pretemporada de la que será la campaña más importante de toda la historia del fútbol lebrijano.
Lebrijana y
Antoniano vuelven al ‘tajo’ con la mente puesta en una fecha que, de momento, se desconoce, pero que quedará remarcada por cualquier aficionado de la localidad del
Bajo Guadalquivir.
“Estamos deseando que salga el calendario. Todo el mundo habla del derbi, que es un partido más, pero aquí se respira toda la temporada”, dice
Juande, santo y seña de una
Lebrijana a la que llegó con 7 años, y en la que permanece a sus 28 primaveras. “Salvo una temporada, que estuve en el Cuervo”, especifica el capitán albiceleste, cuyas declaraciones son corroboradas por su homólogo y amigo en el
Antoniano. “Tenía la espinita de no haber jugado nunca un derbi en categoría sénior, así que para mí será especial”.
Son las palabras de
Andrés Randado, alma de un
Antoniano en el que ha jugado en todas sus categorías. “Empecé en benjamines, he cumplido 30 años, y ya no sé si llevo 21 ó 22 temporadas aquí... Perdí la cuenta”, admite el capitán blanquirrojo, que va más allá de lo meramente futbolístico cuando habla del cara a cara entre lebrijanos: “El derbi será algo histórico, algo bonito para el pueblo porque se va a crear una gran expectación, pero también porque incluso puede dar trabajo a mucha gente”.
“Que un pueblo de 27.000 habitantes sea el único que tenga un derbi en
Tercera dice mucho de cómo se vive aquí el fútbol. Porque en
Lebrija no se habla de
Madrid o
Barça, se sigue hablando del fútbol local, y es clave que haya dos equipos que compitan por superar el uno al otro”, explica
Juande de una rivalidad que no entiende de enemigos, hasta tal punto que ambos conjuntos se reparten como buenos hermanos el Municipal y el pabellón anexo para entrenar: lunes y miércoles, estadio para
Antoniano; martes y jueves, para
Lebrijana. Y así, hasta el próximo año, que cambien los turnos.
Eso sí, un derbi es un derbi. “A Juande lo mismo le saco un poquito el codo...”, dice entre risas
Andrés.
Juande, también jocoso, responde: “Yo prefiero meterle cinco”.