El azar es un factor que no se escapa en cualquier faceta de la vida, incluido el deporte, pero el éxito no es casual y siempre está sustentado de una sólida labor detrás, un trabajo que bien conoce la
Lebrijana.
Los protagonistas son los jugadores y ellos son los que recogen el éxito. Así, el cuarto puesto en el que ha acabado la
Balompédica está cimentado en los goles de
Chuma, la regularidad en la portería de
Javi Gómez, la sobriedad de Juande atrás, una banda derecha a tener en cuenta formada por
Mario y
Plusco... Pero esto es fútbol amateur y las carencias que sobresalen cuando falta el dinero son tapadas por la labor abnegada de profesionales que no viven del fútbol.
Joaquín Hidalgo, entrenador de la
Lebrijana, se encarga de que todas ellas pasen desapercibidas, pero el sanjuanero, en las siete temporadas que lleva en el cuadro del
Bajo Guadalquivir, no hubiera sido nadie sin unos escuderos a la altura. "Son mis pies y mis manos", suele manifestar el preparador albiceleste. Ellos son
Paco Estudillo,
Manuel César y
Juan Andrés.
El primero es el más veterano. Ha acompañado a
Joaquín Hidalgo en las siete temporadas que lleva en la
Lebrijana. Cuenta con Nivel III, pero hace de todo, entre ello, la preparación de porteros. Es el 'ordenador' del banquillo lebrijano, controlando las estadísticas y las tarjetas de los jugadores. La mano derecha de
Joaquín Hidalgo.
En la parcela física está
Manuel César. Por estudios se perdió el pasado año, pero está con
Hidalgo desde el ascenso a
Tercera y es muy valorado por el aljarafeño. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, tiene voz en plaza en el apartado físico, siempre con balón.
Por último,
Juan Andrés. El ayudante técnico albiceleste es el apoyo de todos y conocedor de la cantera al ser uno de los coordinadores. Todos suman en la carpeta de entrenamiento, a la espera del OK de
Hidalgo. Se trabaja lunes, miércoles, jueves y viernes, un trabajo coordinado en lo físico y táctico, con instrucciones muy precisas a los jugadores.