Deportistas con talento

Álvaro Idígoras: "Nunca pienso que algo pueda fallar"

El sevillano lleva surcando los cielos con ayuda de su ala delta desde hace 22 años, cuando se decidió a cumplir su sueño de volar

Álvaro Idígoras: "Nunca pienso que algo pueda fallar"
Álvaro Idígoras haciéndose un ´selfie ´ durante un vuelo. - Ángeles Sánchez Bello
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura
Álvaro siempre había soñado con volar algún día, y, por cosas del destino, en 1993 un compañero suyo de un club de piragüismo le informó acerca de la práctica del ala delta. “Siempre quise volar y la forma más barata de hacerlo en ese momento fue el ala delta. Estaba en un club de piragüismo y un compañero me informó sobre el deporte y pronto me enganché”. Para Idígoras este era el medio más económico de poder cumplir su deseo, así que en cuanto tuvo oportunidad acudió al Club de Vuelo Libre de Cádiz, donde comenzó a formarse en esta práctica. “Yo siempre he estado vinculado desde mis primeros vuelos al Club de Vuelo Libre de Cádiz. Al principio hay que estar arropado por personas que ya tienen una cierta experiencia volando, hasta que ya coges algo de soltura en uno o dos años. Te creas un vínculo con compañeros con los que compartes inquietudes y formas de vida”, declaró el sevillano a ESTADIO Deportivo. A pesar de las pocas ayudas y subvenciones para este deporte y de la dificultad para poder realizar los entrenamientos en Sevilla, Álvaro no deja de lado esta práctica que tantas “experiencias inolvidables” le ha dado. “Tener una rutina de entrenamientos en este deporte es algo muy complicado, y más viviendo en Sevilla, donde no hay ningún sitio propicio para practicar los vuelos. Tenemos que desplazarnos a la sierra en nuestro tiempo libre y dependiendo siempre de la meteorología”, puntualizó. Pero un deporte como éste no encuentra únicamente dificultades de espacios donde realizarlo o de tiempo para dedicarle; el hecho de que una persona se enfrente a un vuelo de 5 o 6 horas sin ningún tipo de motor, sólo con la ayuda del ala, hace que cualquiera se plantee los posibles riesgos que conlleva esta actividad, algo que dista mucho de la percepción que el deportista tiene. “Yo nunca pienso en que nada pueda fallar. Esto es como un coche, cuando tienes experiencia no piensas en que vaya a haber problemas. En competición lo más importante es la meteorología. Si un día está malo, no vuelas, es algo que te da la experiencia. Llevo volando desde 1993 y nunca he tenido un accidente grave, solo en una ocasión tuve un pequeño accidente pero no fue nada. Lo importante es mantener la calma”, indicó.





Usando siempre la cabeza

Además de que una buena condición física ayude a la hora de enfrentarse a los vuelos, saber reaccionar ante las situaciones es algo crucial en esta actividad. “Este es un deporte de toma de decisiones rápidas, se puede comparar a una regata pero en tres dimensiones. Mientras más tranquilo estés y más aguante físico tengas, mejor podrás evaluar las situaciones y mejores decisiones tomarás, porque cuando estás cansado no piensas igual y en este deporte hay que dejar la impulsividad a un lado y ser objetivo”, comentó Álvaro Idígoras. Para él, la preparación física es algo que va de la mano de la mental por una sencilla razón: si la persona es capaz de aguantar en mejores condiciones físicas el trayecto, con el mínimo cansancio posible, esto repercute positivamente en la claridad que tendrá a la hora de decidir y pensar en las diferentes opciones. En este mismo mes Idígoras disputará el Campeonato de España de Ala Delta en Àger (Cataluña), y, aunque siempre está dispuesto a participar en este tipo de competiciones, tiene claro cuál es el verdadero premio. “Para los que practicamos este deporte lo importante es poder hacer lo que nos gusta, poder volar. Los premios son secundarios comparados con todas las experiencias que nos llevamos de cada vuelo”. El piloto se recrea recordando los paisajes que ha conocido en estos años gracias al ala delta. “Hay veces que te olvidas hasta de que llevas un ala en la espalda. En una ocasión me topé con una familia en una sierra, me miraban y yo no entendía el porqué, al cabo de un rato recordé que estaba volando con el ala y ese era el motivo”, contó el sevillano mientras se reía haciendo memoria de todos los momentos “únicos” que ha vivido desde que en el año 1993 decidiera probarse y emprender “esta maravillosa aventura”.
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