El adiós de Rubén Castro

Isabel MoralesIsabel Morales
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El adiós de Rubén Castro
- Isabel Morales (@IsaMoralesED)
Serra, que de estas cosas sabe un rato largo, lanzó el pasado lunes un pequeño globo sonda anticipándose a lo que podía pasar. Aprovechando la rueda de prensa de presentación de Jordi Amat, confirmó que Rubén Castro había mostrado "inquietud y deseo" de salir del Betis. El vicepresidente deportivo no estaba haciendo otra cosa que preparar el camino.

Serra tenía muy presente que está a punto de conocerse la sentencia del juicio por presunto maltrato del delantero hacia su expareja, un asunto que, aunque nadie quiera reconocerlo abiertamente, está muy vinculado al futuro del jugador. Las megapropuestas que manejaban por él ofrecían la oportunidad de brindarle una salida como se merece, una por la puerta grande.

El jugador no quiere marcharse, pero tampoco que el Betis se vea comprometido por su situación, de ahí que vaya a irse a China cedido hasta enero, cuando se valorará si vuelve o se queda allí hasta final de temporada.

El lunes Serra sólo empezó a escribir el final de la historia de Rubén Castro como verdiblanco, aunque no fuera el imaginado por todos. El balear dibujó un escenario para que la afición empezara a hacerse a la idea. Era el principio del fin. Rubén es un ídolo, es historia viva del beticismo, el último gran referente para la afición, y su adiós deja un importante vacío, pero, objetivamente, es la mejor solución posible. Para todos.
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