Cinco meses y diez días estuvo
Julio Velázquez al frente del
Betis, con pretemporada incluida, y su equipo se mostró siempre carente de personalidad. Tres semanas lleva
Juan Merino manejando las riendas del primer equipo y, al margen de los buenos resultados, ya se percibe un sello, un estilo, una identidad. Merino es técnico de la casa, conoce las entrañas del club, y su adaptación ha sido como la de los buenos jugadores, inmediata. Ha aplicado el sentido común, en el campo y en sus comparecencias públicas, con un discurso sencillo y directo.
El Merino jugador se ganó el respeto de los béticos por su lucha constante, por su valentía, por su honestidad. Fue un futbolista disciplinado que supo esconder sus carencias técnicas multiplicando el valor de sus virtudes físicas y emocionales. Tras el Merino entrenador reside ese mismo espíritu y está haciendo méritos para superar su condición de interino, aunque
Ollero prometió el fichaje de un nuevo técnico antes del 2015. Si el nuevo presidente cumple su palabra, el linense quedará como ayudante con una hoja de servicio excelente hasta la fecha.
Merino ha insuflado sangre de cantera al vestuario, corazón bético, activando una correa de transmisión oxidada en los últimos tiempos; ha mejorado la capacidad de sufrimiento y entrega del plantel; ha recuperado a
Jorge Molina para la causa -de la grada, a minutos determinantes-; reparte méritos y castigos en función del nivel de rendimiento y compromiso -
Matilla o
Chuli pueden dar fe de ello-; está haciendo la lectura táctica adecuada de los partidos, acertando en todos los cambios; ha dado equilibrio defensa-ataque al equipo (cero goles encajados en los 3 partidos de
Liga ganados); y es un técnico que logra victorias y al que le está acompañando la buena suerte, tan deseada y necesaria.
Hoy juega el Betis en
Almería y nadie da la eliminatoria por perdida porque veremos a ‘once Merinos partiéndose el alma’. Quizás con un fútbol más práctico que vistoso, pero mostrando a su afición un Betis vivo, emocionante; un Betis del que pueden volver a sentirse orgullosos.
Estadio Deportivo
