Cual si estuviera atado y expuesto permanentemente a la entrada del pueblo o en la plaza principal, como antiguamente hacían con los reos o sus cabezas para escarnio y escarmiento público, Pepe Mel se encuentra siempre en la picota. El técnico del Betis podría decir cualquier día a boca llena, parafraseando al fallecido ´Sabio de Hortaleza´, que tiene el ´culo pelao´ de estar sentado en los banquillos, porque fue colgar las botas y cambiar el pantalón corto por el largo, y sus goles por palabras con las que dirigir y transmitir los métodos para llegar a ellos. Dieciséis años de experiencia, dos ascensos con el Betis y una clasificación europea en tiempos convulsos deben dar para eso... y algo más. Sin embargo, ese algo más no existe. No hay margen con Mel. El crédito sólo le da para el partido a partido. Los actuales dirigentes creen en él, pero el ruido de sables no cesa. ¿Por qué? ¿Porque llegó de la mano del antes idolatrado, ahora diablo, Lopera? ¿Porque después de esa etapa le volvieron a fichar a él en vez de a Serra Ferrer, la apuesta de uno de los muchos entornos? ¿Porque se alinea con algunos y no tiene mano derecha para otros? Como hay un poco de todo eso, a Mel sólo le queda quitarse el traje de víctima y centrarse en ganar con lo que tiene, porque muchos están deseando ver cómo le cortan la cabeza.
Joaquín Adorna
