Opinión

Unai aprovecha el segundo desplante de Mel

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Unai aprovecha el segundo desplante de Mel
- Joaquín Adorna (07/01/16)
La alineación de Pepe Mel destapó todo lo que se intuía desde el día que se conoció el sorteo de Copa. Al Betis le tocó el Sevilla y a Mel se le nubló la vista y el horizonte. Le entró el vértigo. Se le dispararon los miedos y fue incapaz de controlar el pánico. Si realmente estuviéramos en su lugar, y manejáramos todos los datos que él conoce, quizás habríamos actuado como él, pero no era el día. No era el partido para dar minutos a los que no los tienen. ¿Mel conoce y siente el Betis? ¿Mel siente como los béticos o José Mel Pérez es un señor nacido en Madrid, con acento madrileño, criado en la cantera madridista, que pasó un lustro por el Betis (1989-1993) y tuvo la fortuna de encontrar en una afición agradecida un lugar donde ganarse la vida? ¿Bético? Cualquier bético de nacimiento, de años de carnet, de años de sufrimiento, lo puso ayer en duda. A sus 52 años, Mel ha vivido cinco años como jugador del Betis y dos etapas como entrenador (2010-2013) y la actual (desde el 2014). Muy poco tiempo. Quizás nada para entender que ante el Sevilla, ante el eterno rival, tienen que jugar los mejores siempre.

¿Qué mensaje quería mandar con su alineación? ¿El mismo que esbozó en su última rueda de prensa? Dejé escrito que Mel no es el único culpable de la actual situación deportiva del Betis, que la responsabilidad y la exigencia debe ser compartida también por el director deportivo, Eduardo Macià, por los actuales dirigentes y por todos los que se visten de corto, pero si en su última comparecencia pública Mel hacía un desplante a los dirigentes, con el once de ayer faltó al respeto, directamente, a los miles de béticos que pasaron por caja -otra vez- para ver hacer el ridículo a su equipo. Una nueva humillación. Si alguna opción tenía el Betis de plantar cara a un Sevilla que le triplica en presupuesto y en calidad de plantilla, Mel la tiró directamente alineando a un once sin Adán, sin Joaquín, sin Rubén Castro y sin Dani Ceballos, los únicos futbolistas capaces de competir en un nivel de exigencia tan elevado.

¿Reservar efectivos para visitar al Getafe? ¿Dar descanso a Rubén o a Ceballos? ¿Transmitir confianza a Dani Giménez? Magnífico portero, por cierto, para cualquier otra ocasión. Le habría servido el argumento, forzándolo, si después no recurre a ellos, pero€ ¿Meter en el campo a Joaquín, a Ceballos y a Rubén con 0-2 en el marcador? ¿En qué mundo vive Mel? Si le tiene que decir a Macià, o al presidente Ollero, que le han construido una plantilla con sólo cuatro futbolistas de Primera, que lo haga a puerta cerrada una vez más, porque seguramente ya lo ha hecho. Pero no era el día para un nuevo desplante a quienes dejaron sus casas, y a sus familiares, para acudir a un nuevo esperpento en el Villamarín. Fueron dos goles en contra pero se rozó otra escandalosa goleada.

Emery no es sevillista de corazón. No puede serlo quien nació en Hondarribia y se crió como futbolista en la Real Sociedad. Es un profesional que ha aprendido que a un derbi tiene que ir con todo, con Banega (suplente en Granada), y con quienes mejor se adaptaban a un partido crucial para su presente y su futuro, y para el presente y el futuro de la entidad. Trabajó, además, las debilidades y fortalezas del Betis, y duplicó las salidas del Sevilla para evitar el atasco en la salida del balón (Banega arrastrando a su marcador a la banda para que Krohn-Dehli y Cristóforo participaran con comodidad). Mel abrió el pasillo y sus futbolistas siguieron sus pasos.

Un derbi en bandeja de plata para regocijo de media ciudad cuando un derbi debe ser siempre un partido jugado en campo minado, más aún disputándose en campo propio, en terreno que ha dejado de ser sagrado. Si los códigos internos de equilibrios que Mel maneja le sirven para ganarse el respeto de su plantel, para que todos los que se visten en el mismo vestuario le respalden con su trabajo, para remontar una temporada que se ha puesto muy cuesta arriba, quizás le valga la pena pagar tan carísimo peaje, pero€ ¿dónde queda Mel y su declaración de intenciones verbal? ¿Qué queda de esas ganas de competir ante el eterno rival? Perdido el sentido común. Como lo han perdido esos sevillistas que piensan que el resultado es corto.

Un cero a dos, cero a dos, es siempre, siempre, una barbaridad cuando se está disputando un derbi sevillano. Tanto que, en caliente, sin pensarlo dos veces, cualquier bético de verdad habría destituido anoche mismo a Pepe Mel, y cualquier sevillista habría renovado a Unai Emery otras tres temporadas. ¿O no?
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