Un nuevo freno para un Betis moderno

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Un nuevo freno para un Betis moderno
- Joaquín Adorna (04/02/2016)
Ollero muere, se va del Betis, matando. Se marcha un presidente que llegó de prestado, como tanta gente en el Betis de los últimos años, y que ha estado, en líneas generales y en muchas ocasiones, a la altura de su cargo. Rodeado, por lo que él cuenta, de gente que no se decide a dar el paso al frente, le cogió gusto al cargo y se negó a ser un 'presidente cuchara'.

Sus ansias de poder, ya que estoy mando de verdad o me marcho a casa, y su firme empeño por lograr un acuerdo con Lopera buscando un club gobernable, le han pasado factura. Ya lo veníamos avisando en ESTADIO Deportivo desde que arrancó esta semana. De hecho, ayer mismo les adelantábamos lo que finalmente ha sucedido. Había consejeros que pedían la cabeza de Ollero. Le han forzado a marcharse y Ollero, en una decisión que le honra, ha cogido la puerta. Un presidente menos, una crisis más. La división que todos conocíamos quedó ayer verbalizada por el propio Ollero tras anunciar en rueda de prensa que se iba.

El desacuerdo en torno a si pactar o no con Lopera es 'vox populi' desde hace tiempo. Sin embargo, el modelo de gestión por el que él apuesta -moderno- y el que quieren sus enemigos -más de lo mismo-, introduce un nuevo elemento. Lo dijo Ollero con otras palabras. "Hay consejeros de las plataformas que representan al fútbol antiguo. Creen que debemos dar recomendaciones técnicas y pasearnos por los vestuarios".

Y, si apuestas por un entrenador servicial, sugerir alineaciones. Y, si encuentras un director deportivo flexible, participar activamente en los fichajes por si se pierde algún sobre en el camino. Y frenar el crecimiento de un club estableciendo unas estructuras acordes al fútbol actual. Tres pilares. Un buen entrenador que tenga plena sintonía con un director deportivo honrado y unos dirigentes que antepongan el bien general al propio y que organicen parcelas en las que cada cual trabaje con autonomía, se rodee de los mejores profesionales y asuma responsabilidades. No es tan complicado.

De momento, el entrenador interino sigue siendo Merino, a quien no se le puede exigir más compromiso y competencia. El director deportivo todavía es Macià, con todas las papeletas de ser el próximo en caer. Ya no se fían ni de su sombra. Y quienes gobiernan, manejan el club con los egos por delante, discuten hasta por salir en la foto, y en permanente improvisación. Si quisieran hacerlo bien, ganaría el Betis y ganarían ellos, porque tendrían el respeto de una afición que ya no mira al banquillo, apunta… al palco.
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