Que
Reyes no se escape,
Unai. Póngale vigilancia extrema porque
Gameiro pone los goles... pero en Reyes está el fútbol. Si cuando le quita los ojos de encima, si cuando usted se da la vuelta debe tener cuidado porque se escapa, como explicó en la previa, pida ayuda. Pida unos ojos prestados para seguir sus pasos mientras usted analiza vídeos o prepara entrenamientos. En la mejor versión que usted esperaba, y que anoche ofreció,
Reyes regala lo que otros sólo sueñan.
Con
Banega tapado,
Cristóforo dando lo que puede dar, que es mucho pero rara vez un último pase, y con
Krohn-Dehli agigantando su figura, el capitán lanzó el córner con el que Rami hizo el 1-0; fabricó el 2-0, el primero de Gameiro; y puso la magia, los pases imposibles, la valentía, la inteligencia y la picardía de los artistas en las mejores ocasiones del Sevilla con el
Basilea todavía entero. Reyes, y
David Soria con un paradón que tardará en olvidarse en Nervión, templó a un rival con cuernos afilados, convirtió en fiesta una cita en la que se preveía mayor sufrimiento y le dio vía libre a usted,
Unai, para analizar a
Escudero como extremo, para activar la feliz reaparición de Krychowiak y para dar descanso a Gameiro (más tarde de lo esperado).
Reyes hizo fácil lo difícil. Átelo en corto, Unai. Le puede dar, a usted y a
todos los sevillistas, otras muchas tardes de gloria.
Joaquín Adorna
