Fuera de la jaula Llorente no caza. El león, ´perro Higuaín´ en versión Mourinho, se transforma en inofensivo gatito, el menospreciado Benzamá del arrogante Mou. Sus datos corroboran este sencillo dibujo animalista. 7 goles ha marcado Llorente en el Sevilla. Todos, menos uno, como clásico depredador de área. 4 de cabeza en el área pequeña: 3 en Liga (Celta, Madrid y Villarreal) y uno en Champions de gran valor, el que marcó a la Juve y reenganchó al Sevilla a la Europa League. Junto a la línea del área pequeña logró también el gol que dio el triunfo ante el Eibar, y se completa su similar repertorio con el doblete ante el Molde. Ni siquiera sus cuatro asistencias de gol elevan su rendimiento. Él lo sabe y lo reconoce. Le honra su sincera y constante autocrítica. En su descargo, sin embargo, están las molestias arrastradas y, sobre todo, el estilo del Sevilla de Unai, en especial fuera de casa. Replegado en defensa, saliendo a la contra con la velocidad que a él le falta, sin un ataque estático que embotelle al rival Llorente queda desarmado, reducido a ´gigantesca torre´ para prolongar una segunda jugada.
Llorente es hoy una pieza extraña, distinta, chirriante en el engranaje del juego del Sevilla. Necesita para brillar mayor cercanía a la meta rival y mayor producción en las bandas: la velocidad, la profundidad y las asistencias de ´otro Aleix Vidal´. A contra estilo será difícil ver la mejor versión de Llorente quien, además, reiteró ayer hasta en tres ocasiones en 'Radio Marca' la palabra "continuidad", sutil manera de pedir minutos para encontrar la plena forma y los goles con los que espera ayudar al Sevilla a conquistar un título. Unai no va a cambiar un equipo que funciona para agradar a un jugador, pero seguro que anda buscando variantes que conviertan al gato que parece en el león que Llorente lleva dentro... y que todos esperan.
Joaquín Adorna
