Opinión

#SevillaFC-Unai Emery; la grandeza

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
5 min lectura
#SevillaFC-Unai Emery; la grandeza
Los problemas con la millonaria cláusula de Blanc; las diferencias entre Unai y el Sevilla a la hora de finiquitar su contrato; el tiempo apretando en periodo de fichajes€ Se han dado las circunstancias para que una apasionada y calurosa relación de tres años termine con una calculada y fría carta de despedida.

A estas alturas, ha perdido sentido un final más propio de una etapa llena de éxitos. Con todo lo que recíprocamente se han aportado, el Sevilla y Unai han desperdiciado una magnífica oportunidad para escenificar una salida que, para la desmemoriada historia del fútbol, quedará como un adiós por la puerta de atrás del mejor entrenador de la historia del club atendiendo a títulos y resultados. Ni un solo reproche, por supuesto, pero nada de emoción en unas líneas en las que el propio Unai reconoce que es "difícil cerrar una relación tan bonita al gusto de todos", y en la que pide el mismo respeto con el que él se ha comportado en estos largos días de negociación.

Unai ya es el pasado. Empezó a serlo desde que se confirmó que iniciaba un nuevo reto en un club más poderoso. "9 años después, Unai Emery vuelve a dar el salto a un grande", apuntaban en Twitter -vertedero de opiniones radicales- los compañeros del diario Superdeporte -periódico que merece todo mi respeto-. Es decir, que desde que estuvo en el Valencia no ha vuelto a entrenar a un grande. ¿El Sevilla no lo es? Si el mensaje es una chistosa y populista provocación, dirigido a alimentar los bajos instintos de la afición del Valencia, aceptado el juego en busca de un ridículo ruido social, aunque las palabras irían cargadas de un acomplejado provincianismo que en nada ayuda al crecimiento y a fomentar la cordialidad entre los aficionados de dos ciudades tan importantes. Tomarlo en serio, realmente, no merece la pena, pero conviene aclarar que nada tiene que ver el poderío económico de un club con su grandeza.

Para empezar, ¿qué criterio universal se aplica para medir la grandeza de los clubes? Bajo mi punto de vista, hay dos factores esenciales: historia y afición. Podría haber un tercero, el estadio, pero no hay una gran afición sin un gran recinto deportivo. Si es por historia, el Sevilla se fundó en 1905, antes que el Valencia -1919-, y muchísimos años antes que el Paris Saint-Germain -1970-. Si es por respaldo social, a los franceses les ha costado muchísimo llegar este año a una cifra histórica que no asombra en Sevilla (33.100 abonados), para un estadio con una capacidad leventemente superior (48.712 frente a 42.500 localidades). Los títulos vienen y van. Al Sevilla, de hecho, le han llegado en una década inolvidable. Como pasa con jugadores y dirigentes.

En este último capítulo, por cierto, aún no ha llegado al Sevilla un millonario de Singapur -Peter Lim- o de Qatar -Nasser Al-Khelaïfi- para convertirse en lo que ellos son: dueños del Valencia y del PSG, respectivamente. ¿No tiene más mérito que un club esté gobernado por gente de la tierra, que puede presumir de sentir lo mismo que sienten sus aficionados? ¿No es ese otro síntoma de grandeza? Lo es, sin duda. En los pequeños detalles también destacan los clubes grandes. Los mismos que han servido para que Unai, criticado en Valencia, haya convertido al Sevilla en el primer y único 'Pentacampeón' de la Europa League siendo, además, el único que ha logrado tres títulos consecutivos en la UEFA. Y los mismos que han faltado para organizar la despedida que merece un técnico exigente, trabajador y creador de un equipo campeón.
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