Los mismos pilares, una estética diferente y un objetivo final incuestionable: ganar partidos. El
Sevilla no cambia su modelo de negocio porque está imposibilitado a hacerlo y porque, además, le ha llevado al éxito. Sin las plusvalías que dan los traspasos millonarios sería imposible mantener el
equilibrio financiero con una plantilla que ya cuesta muchos miles de millones de euros. ¿Para qué vivir con el vértigo y la inestabilidad que genera el temor a una bancarrota? La fórmula funciona y es, por tanto, intocable, al menos mientras siga fabricando jugadores que se revalorizan en el mercado. Este año el adiós lo protagoniza, a la espera de lo que pueda pasar con
Gameiro,
Krychowiak. ¿Realmente tiene sentido criticar la venta de un centrocampista defensivo por
30 millones de euros?
Monchi y su equipo podrán equivocarse en los nuevos fichajes o al elegir a quien reemplace al polaco, pero muy pocos clubes tienen capacidad para pagar 30 millones de euros. Un nuevo acierto amarrar un ingreso extraordinario por un centrocampista defensivo que, además, no encaja en el perfil de fútbol ofensivo que pregona el nuevo entrenador.
La base no cambia y el fin tampoco.
Sampaoli habla de un equipo "extremadamente ofensivo" y, teniendo en cuenta que
Lillo está en su equipo de trabajo, a alguno se le viene a la mente un pseudo 'tiki-taka' más rimbombante que efectivo. No es el caso. Sampaoli no se considera 'Bilardista', pero comparte y le 'compra' su
espíritu ganador, el mismo que ha mostrado -y debe conservar- el Sevilla de
Emery. En el camino está el verdadero y gran cambio y en él nace una nueva ilusión para el sevillismo. Los títulos dan la gloria, pero en la forma de llegar a ellos ha habido una
carencia -o circunstancia- con Unai (su estilo de juego) que Monchi quiere tapar -o cambiar-. Una nueva y valiente vuelta de tuerca, un paso más en la apuesta futbolística que pretende satisfacer el sentir generalizado de los sevillistas.
Quedarse con todo lo bueno que ha aportado Unai, pero mejorar la puesta en escena: crear un
equipo protagonista, capaz de divertirse y divertir, capaz de emocionar por su entrega. Según las propias palabras de Sampaoli, transmitir el "amor a la camiseta" y "una idea: pesa más el arco de enfrente que el propio. No sentirnos menos que nadie en ningún lugar y en cualquier estadio ser competitivos". Sin duda, el mensaje idóneo para afrontar una etapa diferente. El discurso que quiere escuchar la
afición del Sevilla, reacia a los miedos de Emery tantas veces criticados que hacían mostrar la pobre imagen de
equipo pequeño aculado en tablas. En los despachos,
Castro mantiene la misma base; sobre el campo, Sampaoli aporta un nuevo y emocionante camino, pero su fútbol sólo enamorará si se mantiene el fin que nunca pierde de vista Monchi: "ganar partidos y, si es posible, títulos".