De la misma forma que el mensaje de fútbol de ataque -"extremadamente ofensivo"- lanzado por
Sampaoli ha encantado a la afición del
Sevilla, porque preceden tres años de estilo defensivo con
Unai Emery; las palabras de
Gustavo Poyet indicando que "hay tiempo para evitar las excusas" han sentado como un soplo de aire fresco entre los béticos, cansados de una espiral de justificaciones que ha frenado el crecimiento de la entidad. Han calado los mensajes de uno y otro porque invitan a nuevas etapas, a dos ciclos diferentes.
Poyet lo tiene claro, clarísimo. Quería
mayor presencia física, más estatura, más potencia, más velocidad en los extremos y más zurdos, y en plena sintonía con
Torrecilla -y éste con su equipo de trabajo en la dirección deportiva-, ha logrado reunir las piezas para crear el
Betis que desea. En el profundo análisis individual que ha ofrecido de cada uno de los fichajes queda constancia de que los conoce perfectamente, sabe el rendimiento que son capaces de dar y, lo más importante, vislumbra en qué puntos pueden mejorar para convertirse en mejores jugadores y para favorecer así al
juego del colectivo.
En
Mandi ve un "capitán y líder" al que le vendrá fenomenal su sistema de juego, saliendo desde atrás con posesión de balón. En
Durmisi, un lateral moderno de "zurda espectacular que permitirá al
Betis jugar más alto" que la temporada pasada. Cree que
Jonas Martin estaba "un poco atado" en el
Montpellier y augura que "pasará a otro nivel si se transforma en un jugador que va de área a área", en el tan de moda en Inglaterra 'box to box'. Quiere al
Felipe Gutiérez de la selección chilena y no al del
Twente, donde "ha jugado demasiado retrasado". A
Musonda le va a exigir "más goles", trabajo que ya le han adelantado en la selección belga. Y con
Nahuel espera el último pase y que su inminente paternidad le asiente como persona para lograr su definitivo crecimiento deportivo.
Seis piezas nuevas, muchos fichados como
opción A, que deben encajar en un plantel en el que Poyet pretende que todos tengan un rol importante. De momento trabajará con 27 y decidirá el grupo definitivo de 25 ateniéndose a
tres criterios: rendimiento en el campo, entrenamientos y acople al equipo, condición tercera, pero realmente la más importante. Torrecilla, al tiempo que intenta atar al
'delantero top' y las incorporaciones que faltan, va ubicando también a descartes -
'desfichando'-, tarea clave para evitar a descontentos que enrarezcan un sano ambiente. El nuevo
proyecto 2016/2017 ha generado ilusión aún siendo sólo eso, un buen plan al que Poyet parece decidido a dar forma centrándose en lo importante, exigiendo profesionalidad, focalizando en lo esencial y huyendo de las dañinas excusas que tanta irresponsabilidad, desconcierto, distracción e inmovilidad han generado en el Betis.