La elección del momento oportuno. Según explicó
Poyet definiendo al nuevo delantero del Betis
Tonny Sanabria, el 'timing' -la elección del instante en el que ejecutar una acción- es algo innato, no se le puede enseñar a un futbolista porque tiene que venir de fábrica grabado en los genes.
Así será si lo afirma con tanta seguridad quien se ha vestido mil veces de corto y ha compartido vestuario con futbolistas más o menos geniales que han disfrutado de ese don. En sentido figurado, el
Betis actual también tiene su particular 'timing' y, por fortuna, no depende del propio Betis. ¿Qué culpa tiene el tantas veces maltratado Betis? La elección del momento, el manejo de las prisas o de las pausas en la configuración del 'Proyecto 2016/2017' recae sobre el director deportivo. Se incorporó con margen más que suficiente al cargo, a primeros de mayo, casualmente como el fracasado
Eduardo Macià el año anterior. No tenía una fácil papeleta por la complicada herencia recibida. Entre altas (11) y bajas (13), demasiadas operaciones que han supuesto muchas horas de dedicación.
En general la necesaria revolución se ha llevado a cabo: se ha soltado lastre -especialmente brillante ha estado
Torrecilla logrando la cesión de
Van der Vaart- y, a la espera de encontrar una salida a futbolistas como
Vargas,
Digard,
Kadir,
Portillo y
Xavi Torres, se ha completado un plantel -sobre el papel- mejor que el de la campaña anterior. El Betis, de hecho, ha logrado resultados interesantes y ha transmitido buenas sensaciones en pretemporada... hasta que llegaron el partido ante el
Montpellier y el
Colombino.
El
Betis de Poyet necesita urgentemente un central y un pivote que den jerarquía, equilibro y solidez. Dos piezas claves para la columna vertebral de cualquier equipo. Ocho días le quedan a
Torrecilla para aparcar todo lo accesorio poniendo en marcha el ´timing´ con el que tapar esas dos grandes carencias.
Joaquín Adorna
