Opinión

Fabián y la camiseta de Messi

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
4 min lectura
Fabián y la camiseta de Messi
Seguramente Fabián es uno de los últimos responsables de lo ocurrido en el Nou Camp. Saltó al campo en sustitución de Petros cuando el Betis ya perdía por una dolorosa 'manita' (5-1). Aportó lo que pudo en un partido ya sentenciado, pero protagonizó una brevísima escena que reflejó a la perfección lo ocurrido sobre el campo. Pitó el final Undiano Mallenco y Fabián, con mucha discreción, pero captado por las cámaras, se dirigió a Messi para pedirle la camiseta. El argentino iniciaba la celebración de la goleada y le emplazó con la mano, también con recato, al interior del vestuario. El gesto de Fabián no es más que el error comprensible de un chaval joven, llamado a dar muchas alegrías a los béticos, rindiendo pleitesía al mejor futbolista del mundo, pero al mismo tiempo dio titular a un amargo debut liguero: un Barça exigente y competitivo frente a un Betis complaciente y contemplativo.

A Messi se le debe admirar y respetar, porque no hay otro jugador con su innato talento, pero no se le puede pedir una camiseta después de doblegarte sin piedad en el campo y justo tras el pitido final, con la herida recién abierta en la ilusión de los béticos. Hubo otros detalles que merecen, por parte de Poyet y del club, una reacción inmediata. Se puede perder contra el Barcelona, lógico. Es un gasto asumible ya presupuestado con antelación. Pero hay formas y formas de pasar por caja, y no es de recibo caer haciendo menos kilómetros que quienes, como Messi, pueden permitirse el lujo de andar; o haciendo menos faltas que los que están llamados, por las cifras millonarias de sus contratos, a lucir esmoquin y a exhibir calidad.

Que Adán y Rubén Castro sigan siendo en el arranque de una nueva temporada los dos mejores jugadores también es muy mal síntoma. Ambos maquillaron un resultado que rozó el escándalo y quedan en el aire serias dudas y preguntas cuyas respuestas, para ser justos y prudentes, deben llegar tras varios partidos ante equipos que convivan en el terrenal mundo del Betis, que nada tiene que ver con el astral universo en el que se mueven las estrellas del Barça. Está por ver si Mandi tiene dotes de liderazgo y mejora en contundencia a Pezzella y Bruno, el más fiable de los centrales. Cejudo vive señalado, y esa carga le pesa. Durmisi tiene velocidad, calidad y apunta a fichaje rentable. También hay que esperar a que Jonas Martin y Felipe Gutiérrez hagan mejores a Petros, Musonda, Joaquín o al mismísimo Dani Ceballos; como llegarán, seguro, los goles de Sanabria, a quien se le intuye la conexión con Rubén. Hay que esperarles, a ellos al resto del plantel, y confiar en que el nuevo Betis no viva sujeto por los dos mismos pilares de la pasada campaña.

El set encajado y el último puesto deben quedar en accidente, y en lección aprendida el error de Fabián; mientras que en el ideario de Poyet y del Betis no pueden faltar la intensidad, la agresividad y la entrega que se pregonan, y que ya se han echado en falta en el debut liguero.
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