Minuto Uno (Opinión)

Lo que Poyet percibe en la afición del Betis

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
3 min lectura
Lo que Poyet percibe en la afición del Betis
Se entiende que Poyet pida paciencia a la afición del Betis, que considere "exagerado" que los béticos se tomen el partido de hoy "como una final de la Copa del Mundo". Es el mensaje que debe enviar porque sabe, por sus muchos años de experiencia, que en un clima crispado resulta imposible hacer bueno un nuevo proyecto. El Betis que se presenta hoy a su afición es un equipo inacabado, como lo son otros muchos equipos de la categoría -el vecino Sevilla al que visitará en la quinta jornada, para no ir más lejos-. Necesita tiempo y paciencia. Necesita el convencimiento de todos y cada uno de los béticos para no entrar en la permanente espiral de autodestrucción en la que acaba cayendo campaña tras campaña; para lograr hoy una victoria que haga mejores a los futbolistas recién llegados y que introduzca confianza en cada rincón del Benito Villamarín. Hay temores, miedos justificados, porque hay muchos 'melones por calar' en una plantilla en la que, a bote pronto, Rubén Castro y Adán aparecen un año más como los dos mejores referentes. De entrada, esa circunstancia no tiene por qué activar ninguna alarma, pero deja en el aire la pregunta de si el equipo se ha reforzado convenientemente, más aún después del fichaje del serbio Darko Brasanac, un pivote que, a priori, no cubre las expectativas se habían generado. ¿Será el cierre con jerarquía física y técnica que demanda el equipo?

En esta incógnita, y en los interrogantes que abren el rendimiento de otros muchos refuerzos, se encuentra lo que percibe Poyet: el recelo de quienes ya no están dispuestos a bajar el nivel de exigencia; las dudas de quienes conocen la capacidad de inmolarse del Betis; la presión de quienes saben que una nueva derrota, el posterior parón liguero, la siguiente salida a Valencia, el equipo sin el calor de la grada de Gol Sur€ puede meter al club en una peligrosísima dinámica. Es el sentir que sobrevuela en el ambiente y el que Poyet ha captado por las calles de Sevilla. Seguramente, impropio para un día de estreno en casa en la segunda jornada del campeonato, pero inevitable tras tantos desengaños acumulados. Sólo un triunfo permitirá que empiece a escribirse, desde ya, una nueva y gratificante historia.
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