El titular de esta opinión podría haber sido '
Sampaoli, más defensivo que
Emery'. Pero no procede. Emery ya es historia y tiene que rodar mucho el balón para poner a Jorge a la altura de Unai, porque hay -como mínimo- tres títulos europeos de diferencia, y muchos millones gastados en buenísimos jugadores. Si la alineación que presenta Sampaoli, sin un delantero nato, la dibuja
Emery... le crucificamos. Yo el primero. Pero me gustó lo que fue capaz de hacer el 'camaleónico'
Sampaoli: renunciar a lo que pregona.
Hacía frío, en el Juventus Stadium siempre baja la temperatura, y había que arroparse. Y
Sampaoli tiró su literatura a la basura para hacer lo que debía: tapar a su equipo con la manta. En Villarreal apuntó maneras y anoche confirmó que su ´hambre´ agudiza el ingenio. El
Sevilla de Jorge empató donde ni siquiera compareció el de
Unai. Lo mejoró. Defendió muchísimo mejor de lo que atacó. Se pareció el equipo de uno y otro en la generosidad en el esfuerzo; en el espíritu combativo; en tener a todo el equipo por detrás del balón, en convertir un saque de banda, una falta o un córner en una extraordinaria ocasión de gol... Pero hubo importantes diferencias cualitativas.
Emery defendía aculado en tablas, haciendo pequeño al
Sevilla. Sampaoli habla muchísimo más de lo que muestra sobre el campo, pero se intuye que escucha a los que realmente conocen el fútbol europeo. Defiende con posesión, lo agradecerán eternamente los jugadores; presiona en área rival de vez en cuando, si las circunstancias lo permiten; y empata donde antes se perdía sufriendo lo mismo... o la mitad, según se mire. Sampaoli apostó por
Sergio Rico y acertó. Le dejaron desnudo alguna vez y el canterano respondió callando muchas bocas. Menos palabras y más oportunidades de gol.