Opinión

La diferencia se llama Nasri

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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La diferencia se llama Nasri
- Joaquín Adorna
Distinto a todo lo demás. Marca el ritmo del partido a su manera. Cómo, y cuando quiere. Le costó ser protagonista en la primera mitad, no encontró espacios, ni a un cansado y tocado 'Mudo' Vázquez en el que apoyarse. Sin él, el Sevilla sufrió, no generó fútbol ante un rival mejor colocado y al que le faltó acierto para convertir en drama el debut casero en Champions.

En la segunda mitad, 'El Genio' Nasri salió de la lámpara y trajo la luz. El faro que guía al Sevilla: el nuevo Banega. Sus compañeros le buscan porque saben que él lo hace todo bien. Marca el 'tempo'. Templa, se para o rompe en velocidad. Tiene un amplísimo repertorio. Encuentra el pase final que sólo ven los elegidos y presiona en defensa como el que más. Está implicado. Disfruta y hace disfrutar a sus compañeros y a la grada. Acabó el partido agradeciendo el apoyo del público, acercándose, incluso, a los Biris. Es el más listo. Sabe los terrenos que hay que pisar. En las segundas jugadas y buscando la meta rival siempre está en el sitio, aunque a veces sus compañeros no le ven. Va por delante del resto. Tiene la clase innata que ni se compra, ni se vende. Sin estar físicamente a tope, hizo kilómetros como el que más. Él y Mercado se llevaron las grandes ovaciones de una afición que ya saborea el fútbol exquisito de un auténtico genio.
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