Rubén Castro, Joaquín, Adán... y ocho más. Hasta la fecha, son los tres únicos jugadores que se han ganado la condición de imprescindibles en este Betis. El resto anda en un rendimiento parejo, que seguramente mejorará cuando el entrenador logre que mejore el juego colectivo del equipo, tanto en ataque como en defensa.
Adán y Joaquín también son intocables para Poyet, quien sin embargo otorga esa misma condición a Piccini, Pezzella y Petros, futbolistas, bajo la humilde opinión de quien suscribe, fácilmente reemplazables. El que no tiene recambio, hasta la fecha, es Rubén Castro, incomprensiblemente suplente en Pamplona. Mientras siga rindiendo al nivel que lo está haciendo; mientras siga siendo el delantero con más gol del equipo; mientras mantenga la implicación y la profesionalidad que está demostrando... no debe existir el más mínimo margen para la duda.
Quizás Poyet es un iluminado que ve mucho más allá que los periodistas o los aficionados, pero restar confianza a quien despierta confianza ciega en la grada y dentro del vestuario carece de sentido. ¿Para qué intentar lo difícil teniéndolo tan fácil? ¿Para qué mantener abierto un permanente debate en torno a 'RC24' sabiendo que tiene que jugar y, además, hacerlo cerquita de la meta rival? Juguetear con la jubilación anticipada de Rubén le puede costar muy caro al Betis y a Poyet.
Joaquín Adorna
