Opinión

La onda expansiva del fracaso de Poyet

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
2 min lectura
La onda expansiva del fracaso de Poyet
Poyet se cobijó en el banquillo durante la segunda parte. - Joaquín Adorna
Tiene trabajo Miguel Torrecilla para evitar que Poyet acabe siendo devorado por los malos resultados. Han pasado diez jornadas y no hay rastro de la mano de un buen entrenador. El Betis sigue sin jugar a nada. Ni el equipo ni el técnico hacen mejores a los jugadores. A algunos, directamente, los han desconectado: Durmisi, Donk o Dani Ceballos. Y, para colmo, Poyet echa gasolina con acciones -esconderse en el banquillo- y con palabras -culpa a la afición de perjudicar a su equipo en el Villamarín-.

Parapetarse en el banco dice poco de él. Lo valiente es asumir los gritos o críticas para proteger a los futbolistas. Es el tiempo que le ha tocado vivir. Los béticos quieren lo que les han prometido: hechos, no palabras. Es el equipo el que tiene que hacer feliz con su fútbol a una afición que, cansada de lamentables antecedentes, ya cumple con su parte del contrato pagando el abono y asistiendo al estadio.

A Poyet se le ve superado y casi amortizado. El problema es que su adiós supondría un fracaso con onda expansiva: falla el sistema de gobierno y fracasan otra vez, como máximas cabezas visibles de otro proyecto, Haro y Catalán. Varios presidentes -Gordillo, Guillén, Domínguez Platas y Ollero-; varios directores deportivos -Stosic, Macià y Torrecilla-; varios entrenadores -Mel, Garrido, Calderón, Velázquez, Merino y Poyet-... engullidos por un Betis incapaz de construir un equipo ganador.
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