Una etiqueta: el 'efecto Sevilla F.C.'

En su primera acepción, efecto es "aquello que sigue por virtud de una causa". ¿Qué causa el extraordinario momento que vive el Sevilla? Reducido en el tiempo, ¿por qué triunfa el equipo en el arranque liguero y en Champions? ¿Ha sido el 'efecto Sampaoli' o es la inercia de trabajo del club la que hace que todo mejore?

A Sampaoli le corresponde su porcentaje, nadie se lo puede negar. Porque ha sabido adaptarse a su plantel y al fútbol que se practica en España. Ha logrado conjuntar, ganando, a una ristra de buenos jugadores. No muere con sus 'locuras'. Las ha mejorado. Su sistema es tan cambiante y flexible que lo vestimos con números (1-3-3-3-1) porque necesitamos alguna etiqueta. Pero Sampaoli ha llegado a un club en el que Castro ponía ayer la primera piedra de la nueva ciudad deportiva; a una entidad que ha roto el falso techo invisible que frenaba aspiraciones a sueños inalcanzables.

El Sevilla no teme a las alturas, quiere vivir en ellas y se ha instalado en fase de continuo crecimiento. Se siente fuerte en sus estructuras y confía en la competencia de las personas que las integran para que mejore todo lo que llega a Nervión: jugadores y entrenadores. Hasta Nasri y Ganso parecen estar ya en la senda de la 'resurrección' en la que entró Banega. Sampaoli ha supuesto un soplo de aire fresco con su nuevo modelo de fútbol ofensivo, pero la causa que se esconde tras tantos éxitos es mucho más profunda. Pongámosle, para entendernos, otra etiqueta: el 'efecto Sevilla F.C.'.