Las tonterías que lee Ángel Haro

Si busca en Twitter, que a Haro le llamen por su forma de actuar dirigiendo el Betis "payaso con peluca, nariz y trompeta" es la descripción más cariñosa y respetuosa que puede encontrar. En determinadas redes sociales, y en Twitter especialmente, sólo va a leer insultos, banales frases hechas y, efectivamente, muchas tonterías de las que poco productivo puede sacar. Si consulta con verdadero sentido autocrítico los comentarios, por muy ácidos que sean, que le mandan periodistas formados, desde medios serios y con credibilidad, quizás extraiga, entendiendo la crítica como constructiva, alguna idea para mejorar en su forma de hacer las cosas.

A Gustavo Poyet había que echarlo. Había metido al equipo en una dinámica perdedora de la que no iba a ser capaz de sacarlo. Eso lo sabía Torrecilla y cualquier aficionado que no se pusiera una venda en los ojos. La gestión de su despido es muy mejorable: se ha perdido una semana de trabajo para el nuevo entrenador y se ha mantenido a Poyet cuatro días al frente de un grupo sabiendo que estaba en la calle. Y la llegada de Víctor Sánchez del Amo es una apuesta llena de incógnitas que sólo saldrá bien si el Betis gana partidos. Esto último es el primer y único objetivo que debe grabarse a fuego en la mente y que debe perseguir sin desmayo Haro como presidente del Betis. De esta opinión quédese con esas dos palabras: ganar partidos. Todo lo demás son tonterías.

También son tonterías estas otras consideraciones. Haro ha acertado al iniciar su discurso en la presentación del nuevo entrenador del Betis agradeciendo a Poyet y a su equipo el trabajo realizado, y deseándole suerte en su próximo proyecto. Haro se ha equivocado al insistir en que hay determinadas líneas editoriales orquestadas para hacerle daño a él y a la entidad, desviando otra vez la atención sobre lo que era realmente importante: la presentación de Víctor Sánchez del Amo. En primer lugar, puede considerar misión imposible poner de acuerdo a varios medios de comunicación de nuestra ciudad para activar una campaña de desprestigio. Y en segundo lugar, se debilita a sí mismo desviándose de lo importante y otorgándonos un poder que no tenemos.

Haro debe leer con otro espíritu y escuchar a gente que le aconseje y que le ayude a perder el nerviosismo que transmite. Resulta muy dañino para el club que el presidente no tenga un discurso convincente. Y por último, una vez más reiterar lo trascendente: haga que el Betis gane partidos y olvídese del resto. Si el Betis gana, aun jugando mal, se acabaron las campañitas ridículas, el ambiente enrarecido, el entorno contaminante... y leerá con otro talante las tonterías que tanto le molestan y que tan fácilmente le sacan de sus casillas.