Sampaoli envió un mensaje a
Monchi y al club con su alineación: nos falta un nueve. El
Sevilla ha logrado su objetivo, pasar a octavos de la
Champions en un grupo muy complicado, sin contar con un delantero centro 'clase A' que marque diferencias en los momentos decisivos. Si las dos oportunidades que tiene el improvisado 'killer' Vitolo -una al palo y otra que acabó en un posible penalti no pitado en el alto y justísimo listón que estableció el sueco Eriksson- caen en las botas de un
Bacca, por citar a quien suena para una vuelta -casi- imposible, el
Sevilla habría resuelto su histórico pase en la primera media hora del partido. Se dispararon los miedos. Hasta los 'sampaolistas' dudaron de un once con sabor a Unai Emery.
En la previa, asustaba a los supersticiosos la presencia del 'poeta del juego de ataque y del gol' Lillo asumiendo protagonismo en el banquillo por primera vez. Incluso despertó temores la decisión de Monchi de no hablar por primera vez antes de un partido europeo porque ha hablado con 'Radio-Taxi' en las previas de otras muchas citas históricas ganadas. Todo tan nublado como el paisaje y la climatología previa al partido. Lo dijo
Sampaoli: está en juego la filosofía. La clasificación no era secundaria, por más que el técnico quisiera mantener su estilo. Pero pasó el
Sevilla. Y a pesar de jugar sin 9 se mantuvo bastante fiel a su estilo.
El fútbol siempre sirve como ejemplo para aprender a vivir y adaptarse a las circunstancias. Ni un lamento público. Ni una queja que dañe a dos profesionales como Vietto y Ben Yedder. Con lo que tengo, dejando todo controlado antes del inevitable 'secuestro' de la UEFA -viene bien para aceptar que la norma no puede romperse-, compito. N'Zonzi se convirtió un partido más en un 'gigante Kanouté'. Nasri juega al fútbol como quien se divierte en el patio del colegio. El día que a Rico se le quite la cara de susto, dura una semana en
Sevilla. Y el día que Monchi le fiche a Sampaoli un 'Bacca', será difícil adivinar el techo de un equipo que pierde en Granada porque sabe que la gloria hay que buscarla en otra competición y con un goleador que aún está por fichar.
Joaquín Adorna
