Opinión

El mensaje de Pepe Mel

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
3 min lectura
El mensaje de Pepe Mel
- Joaquín Adorna (@JoaquinAdornaED)
El titular no ha dejado indiferente a nadie. "En Sevilla hace tiempo que la diversión es sólo para un lado". Todos los sevillanos lo entienden y en casi todos ha generado una reacción. Algunos, molestos con el periodismo, que ha destacado una frase, entienden, dañina. Otros, felices porque consideran que Mel, desde su más profundo sentimiento bético, ha manifestado una verdad que puede ayudar a mantener vivo el anticonformismo para intentar que el Betis se instale de una vez por todas en una fase de crecimiento permanente.

Muchos reprochan a Mel que hable con esa crudeza de una situación de la que ha sido partícipe directo como entrenador del primer equipo. En cada cual ha generado una sensación y todo el mundo tiene derecho -faltaría más- a expresarla. Reducir la intervención radiofónica -en Marca- de Pepe Mel a las doce palabras del titular o a los 140 caracteres que permite Twitter -nació como vertedero y va camino de morir como tal-, implica seleccionar lo novedoso, lo llamativo, lo noticioso, dejando para el desarrollo del mismo los argumentos que dan sentido a lo que el extécnico del Betis ha querido manifestar.

Mel, concretamente, ha dicho que "Sevilla es una ciudad muy alegre y también una ciudad de extremos. El día a día se hace divertido, pero desde hace tiempo la diversión es solo para los de un lado. A los béticos, que los hay muy listos, les preocupa lo suyo, y lo que no quieren ver son vaivenes, de estar un día arriba y otro abajo". También ha pedido tiempo para Víctor, confía en que el Betis haga "una temporada más que digna", ha dicho que "el Betis es una forma de sentir" y que él, siendo de fuera, se siente bético "porque es un club maravilloso que absorbe". No se ve cumpliendo una tercera etapa en el conjunto bético porque cree que su "proyección profesional debe ir por otro camino", y desea "lo mejor" a todos los béticos. Palabras expresadas con naturalidad, con cariño y respeto a la entidad, que no dan ni para ovación cerrada, ni para lanzarle duras críticas en las sucias plazas/redes públicas sociales.

Cuesta aceptarlo, pero cada día resulta más evidente la preocupante deriva a una violencia verbal, casi siempre antesala de actitudes radicales. Cualquiera que se pare a leer, y aplique el sentido común, entiende que no hay nada reprochable a Mel tras un llamativo titular.
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