Cara y cruz en la quijotesca candidatura

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Cara y cruz en la quijotesca candidatura
- Joaquín Adorna León (@JoaquinAdornaED)
Hay Liga. El Sevilla da un golpetazo en la mesa para presentar su quijotesca candidatura al título. Se cuela entre los gigantes con la apuesta por el buen fútbol que ha enganchado a Nervión. Al Sevilla se le espera. Siempre se le espera porque nunca tira la toalla. Cuando todo parece perdido, se agarra a la fe y voltea un marcador que la grada digería con dificultades porque el tanto de Cristiano Ronaldo, con el que el Madrid ganaba, llegó en un más que dudoso penalti de Sergio Rico a Carvajal (aunque arrolla con su cuerpo al lateral madridista, Rico toca el balón).

Este Sevilla casi nunca decepciona. Regaló otra fiesta a los suyos en la noche más amarga de Sergio Ramos y la soñada para Stevan Jovetic. El destino quiso que el central madridista, silbado toda la noche de forma unánime por la afición del Sevilla, abriera -marcando en propia puerta- la senda con la que Jovetic encontró la gloria y con la que los de Sampaoli acaban con cuarenta partidos de imbatibilidad merengue. El delantero montenegrino ha caído de pie en Nervión: dos ratos con la camiseta de su nuevo equipo -debutó en Copa- y dos goles ante el todavía líder de la Liga española.

Sampaoli ganó a Zidane en los cambios. El argentino activó el juego ofensivo del Sevilla con la entrada de Sarabia, suyo es el lanzamiento de falta que da origen al empate, y con la decisiva aportación de Jovetic. También tuvo minutos Vietto, mientras que Zidane no agotó las dos sustituciones que le quedaban y con las que pudo parar la presión del Sevilla en los minutos finales.

En nada se pareció el tercer duelo consecutivo entre el Sevilla y el Madrid a los dos anteriores. Sampaoli decidió taparse y tapar los cómodos espacios de los que disfrutó el conjunto de Zidane en Copa. Respeto mutuo. Con gran dosis de realismo, ante un líder que quintuplica en presupuesto al Sevilla, Sampaoli se sacudió de la innecesaria presión que presuntamente obliga a asumir riesgos a quien ostenta la condición de local. El técnico argentino apostó por la defensa de cuatro para acumular gente en el centro del campo, mientras que el francés sorprendió con una defensa de tres.

Mucho más control. Más paciencia. Más fútbol de pizarra en el que se echó en falta más presencia en las bandas, especialmente en la de Mariano, más activo en la segunda mitad. También se echó en falta la continuidad de Nasri, más intermitente que en otros partidos, mientras que crece y crece 'el pulpo' N'Zonzi, partidazo el suyo junto a Iborra. A su gigantesca aportación ofensiva le añadió multitud de robos de balón.

La dulce noche alivia el escozor de la eliminación copera en un partido con cruz, para Sergio Ramos, y con cara, el acierto goleador de Jovetic, quien mantiene viva la llama del sueño imposible.
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