Las razones de una muerte anunciada

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Las razones de una muerte anunciada
Las razones de una muerte anunciada. - Joaquín Adorna
Ni rastro del Sevilla que tuvo opciones de competir por la Liga. Equipo muerto. El fiel reflejo, ni más ni menos, de una institución que ha desviado su atención de lo relevante, en la que se habla homenajes, de pasado, de futuro, de películas que nada tienen que ver con el rabioso presente. Ese presente que te golpea de lleno, pincha globos y te pone con los pies en la tierra.

Se desinfla Sampaoli, su amateurismo, su filosofía ofensiva y el espíritu competitivo que heredó de un equipo campeón. El Sevilla del Camp Nou ha quedado reducido a un grupo de futbolistas reunidos en el campo en el que no se intuyen horas de meticuloso trabajo previo. Adiós a la posesión, adiós a la presión adelantada, adiós a la salida del balón, adiós a los planteamientos valientes para someter y tutear a los equipos poderosos... Encajó tres en la primera parte, como pudieron ser seis. Marcó Luis Suárez en el minuto 25, como pudo hacerlo Messi en el 3.

El entrenador está como su equipo: descompuesto. Con la cabeza puesta en su futuro, abonando su despedida con gestos y mensajes enviados a la planta noble. Monchi fue anunciando su despedida poco a poco: en su forma de celebrar el triunfo en el derbi, con sus lágrimas tras la eliminación en Champions... y Sampaoli sigue su mismo camino. Pedir un equipo para ser campeón en la previa a un partido tan trascendente, olvidándose de lo inmediato, equivale a decir que se va, porque el Sevilla no tiene estructura ni presupuesto para dejar de vender y reinventarse cada año. Mucho menos si, como se teme, mantiene la caída libre y pierde la cuarta plaza de Champions. El club y el técnico descentrados, y los jugadores contagiados -Vitolo se autoexpulsó-, viendo cómo Nasri mantiene la titularidad que no merece desde que se bajó del barco en Leicester.

No está el Sevilla para homenajes, y bien que lo merece Monchi. Está para que el presidente, Castro, empiece a poner orden y a tomar decisiones que eviten que cada cual piense en su bolsa, que coloque a todos los estamentos del club en el crudo, duro y trascendente presente.
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